La mente humana no está hecha para comprender ciertos misterios. que solo entiende el corazón. No entendemos la muerte, ni el amor.
No entendemos la profunda conexión entre una madre y su hijo.
No entendemos esa desmesura en el amar, en lo cotidiano, en los detalles que nos hacen felices.
Porque esas cosas no se razonan, o se comprenden.
Sólo se admiran, se contemplan, se sienten.
Se viven.
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