Misterioso platillo tinerfeño

Acabo de regresar de Tenerife, donde he pasado el fin de año 2009 (seis días y cinco noches, como dicen los folletos turísticos, aunque por culpa de los controladores aéreos casi son también seis noches). Es un placer sentarse al sol en la playa de Los Cristianos o en cualquiera de las caletillas que hay en la isla, a una temperatura de entre 21 y 24 grados pensando que es el primero de enero.
Pero no voy a contar nada del Teide ni de las misteriosas pirámides de Güímar (tan extrañamente misteriosas que escribiré de ellas cuando reúna los datos que ando buscando) ni tampoco de las señoriales casonas de La Laguna.
Lo que más me impactó en este viaje (ya conocía Tenerife de viajes anteriores) fue el plato cuya fotografía encabeza este post. Me lo sirvieron en un garito de la zona de Santa Cruz de Tenerife a la que llaman La Noria. Es una calle (o varias, no sé la extensión exacta del barrio) cuajadita de bares de copas y de pequeños restaurantes, con mucho ambiente. Allí encaminé mis pasos el pasado 2 de enero, sábado, por indicación de mi buena amiga Saro Prieto, delegada de la Agencia Efe en Tenerife.
En uno de esos bares, sentados a una de las solicitadísimas mesas, pedí un plato determinado y me lo trajeron con esta presentación de la foto.
Lo someto a vuestro juicio. ¿Alguien sabe de qué plato se trata? Por favor, escribid vuestras opiniones en los comentarios. A ver si alguien es capaz de identificarlo. Pueden participar incluso mis amigos canarios y los asiduos de La Noria.