Uno de los temas que tiene mayor arrastre en las conferencias de gestión de financiera personal es el de las tarjetas de crédito. Cuando se abre la parte de preguntas y respuestas, probablemente, más del 65% de oportunidades que toman los/las participantes, es respecto al uso y manejo de la tarjeta de crédito.
Y, aunque hemos publicado la serie " Entendiendo las tarjetas de crédito " en donde desglosamos distintos aspectos, desde su funcionamiento, las implicaciones y su manejo efectivo; aún quedan algunas cosas en las que se pueden abundar al respecto. Por lo que, queremos abordar el tema de los mitos relacionados al uso de este instrumento financiero.
El primer mito que queremos tratar es aquel relacionado a tener una tarjeta de crédito para solventar emergencias.
Antes de dar inicio a esta serie, sería prudente iniciar definiendo la palabra mito: "Es un relato tradicional que se refiere a acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos" en otras palabras son fábulas creadas para dar sentido a algunas cosas.
En esa misma tónica, una emergencia es un evento inesperado. Surge de manera abrupta y suele tener un impacto desestabilizante en el curso de normal de las acciones de una persona, empresa u organización. Y la pregunta que surge es: ¿Es la tarjeta de crédito la respuesta a situaciones de emergencia? Desde nuestra perspectiva no. A razón de que las emergencias encuentran solución en los planes de contingencia.
No obstante, es válido aclarar que existen personas con un manejo adecuado de sus finanzas, los cuales ante una situación apremiante accede al plástico para solventar situaciones. Sin embargo estos casos son escasos. Y esta práctica no es saludable.
En ese sentido hay que tener en cuenta que cuando se utiliza la tarjeta de crédito se está asumiendo una deuda. Esto quiere decir que, cuando se solventa una emergencia se está financiando una situación inesperada con un dinero que no se tiene. Que no está contemplado en la estructura de gastos personales, y que tiende a un impacto negativo en el flujo de efectivo regular.
Es por esta razón que se sugiere implementar planes de contingencia en donde se contemplen situaciones posibles y las respuestas a cada una de ellas.
Por ejemplo: Una emergencia puede ser que el carro sufra un desperfecto en la maquinaria. Esto puede verse como algo inesperado; sin embargo, si se tiene un acápite dentro del fondo de contingencia etiquetado como "mantenimiento y reparación de vehículos" el impacto es distinto.
No obstante, es posible que esta situación (carro averiado) sea plausible dentro de lo normal y quizás, en cierta medida, posiblemente predecibles. Pero ¿Qué hay de las emergencias de salud, de incendios o de robo? ¿Cómo crear un fondo de contingencia para ellas? ¿Cómo hacer frente a este tipo de situaciones?
Ante la realidad de la fragilidad del ser humano, la respuesta para este tipo de eventos es la creación de pólizas de seguro que cubran aspectos relevantes y puntuales de la persona.
Existen una gama amplia de este tipo de servicios, de hecho, se pudiera decir que para cada situación de emergencia existe un tipo seguro o póliza que se ajusta a ella. Por lo tanto, tanto, los temas vinculados a emergencias predecibles, como aquellas que escapan al control del pronóstico. La respuesta idónea no reside en la tarjeta de crédito, sino, en planes de contingencia.
Como hemos planteado, la manera ideal de solventar las emergencias es por medio de contingencias, no con tarjetas de crédito. Y para hacerlo es necesario definir parámetros claros que estarán sujetos a cómo esté estructurada la gestión financiera personal.
Para esto cada persona debe hacer un análisis en el cual logre identificar cuáles son los aspectos que tienen mayor sensibilidad dentro de su gestión financiera. Esto quiere decir, una evaluación de los bienes que se poseen y su situación de salud; de manera que se verifique cómo pueden ser afectados por eventualidades no planificadas.
Es lógico e importante hacer notar que no es posible contemplar todas las vertientes que se pudieran presentar. Sin embargo, sí es posible crear escenarios de potencialidades en donde se puedan visualizar soluciones alternativas. En ese sentido, y luego de hacer este ejercicio, hay que partir de dos enfoques:
- Creaciones de fondos de contingencia
- Acceso a pólizas de seguros
Fondo de contingencia
El fondo de contingencia es una porción que se toma, basado en los ingresos y la estructura de gastos, que identifica potenciales situaciones de emergencia que requieran de la intervención financiera. Y plantea un fondo que contenga una cantidad de dinero suficiente para solventarla. Aunque es importante resaltar que el fondo de contingencia no es una cuenta de ahorros. Por lo tanto su intención no es la acumulación de dinero, sino que sirve como una reserva para ser utilizada en casos de emergencia.
Pólizas de seguro
Una póliza de seguro es un contrato de servicios entre una empresa y una persona en el cual se definen una serie de situaciones o eventualidades en las que la aseguradora se compromete a hacer frente a ellas, mientras que la persona paga un monto anual que usualmente puede ser un pago único o bien segregado en cuotas (mensual, trimestral, semestral, etc).
Para esto, lo recomendable es acercarse a un corredor(a) o agente de seguros para tener informaciones más acabadas respecto de las distintas pólizas disponibles; y cuáles de ellas se ajustan al perfil de cada persona.
En resumidas cuentas la tarjeta de crédito es un instrumento de deuda enfocado al consumo. El cual representa un compromiso a corto plazo, y basado en que las emergencias se solventan con contingencias, entonces, su uso no debe ser en eventualidades inesperadas. Sino sobre la base de una planificación previa.