También conocida como pseudología fantástica, se trata de un grave síndrome que se puede clasificar dentro del cuadro clínico de trastorno de personalidad.
Hasta ahora, la mitomanía ha recibido muy poca atención. Problema, al cual se le suma la manera en como sigilosamente este trastorno ha ido apropiándose de miles de individuos alrededor del mundo.
Tan pronto fui consciente de la existencia de este tipo de desorden psicológico que amenaza con corromper nuestra integridad como personas, quise compartirlo con todos ustedes para que tuviesen conocimiento de este mal que nos acecha por doquier.
Ahora bien, ¿cómo distinguimos a un paciente mitómano? Solamente mediante la exploración adecuada y con un apropiado conocimiento del cuadro patológico de este síndrome lograremos diagnosticar e identificar al enfermo.
El concepto de mitomanía fue acuñado por el Doctor DUPRÉ, éste distingue tres formas: vanidosa, perversa y maligna. Estas tres pueden evolucionar hasta tomar forma de psicosis, que se caracteriza por una alteración de la percepción de la realidad.
Pero dejémonos de tanta introducción y vayamos al grano: ¿En qué consiste la mentira patológica? Ésta se caracteriza por la incesante elaboración de mentiras y la distorsión de la realidad con tal de que la historia expuesta beneficie o deje en mejor posición al enfermo. Lo peor de todo, es que el mentiroso compulsivo se cree sus propias mentiras.
En definitiva, el mitómano se deja llevar por sus irrefrenables ganas de llamar la atención de los demás, embelleciendo y endulzando la realidad.
Las personas víctimas de este malicioso circulo vicioso, en tanto que son adictas, no son capaces de dejar de mentir puesto que, al igual que la personalidad de uno, esta sintomatología se ha amoldado a la persona. Ahora, esta manera de comportarse y de comunicarse con los demás se basa única y exclusivamente en el embuste.
Como habréis imaginado, los afectados directos son los familiares y amigos del mitómano puesto que están en constante exposición a esas mentiras. Y muchas de las ocasiones, simplemente tachan de mentiroso al miembro afectado cuando realmente es una triste aflicción que no permite a la persona ser en esencia quien es.
Todos aquellos que hayan identificado este comportamiento en algún conocido o si el mismo afligido llega a ser consciente de su padecimiento, no duden en buscar la ayuda de un profesional.
Por último, cabe mencionar que en tanto que nos encontramos ante esta oscura adicción, nadie está a salvo de caer en la trampa. En definitiva, todos estamos expuestos a que en algún momento nos veamos necesitados a buscar una vía de escape en la mentira.
Lo peor viene cuando lo que uno cree ser algo puntual, se vuelve costumbre.
Queridos lectores, evítense este problema alejándose del turbio mundo de la falsedad. Porque uno nunca sabe, igual un día de estos nos vemos sometidos ante esta monstruosidad que acomete con mancillar nuestra aclamada verdad.
Cuídense. Y que la luz prevalezca sobre la oscuridad.