Revista Cultura y Ocio

Mitos e historia de la granadina

Publicado el 27 mayo 2015 por Fabianscabuzzo @fabianscabuzzo
Mitos e historia de la granadina

(Por Fabián Scabuzzo) Si hay una bebida que está fuertemente vinculada a mis placeres de la infancia es la granadina. Ese jarabe carmesí, tan espeso y dulce que si preparas el refresco hay que activar la mezcla con una cucharita. Lo prefiero con soda aunque también lo tomo solo con agua.

Una bebida antigua, anterior a las gaseosas, que se preparaba en casa con las granadas de árbol que abundaban en los patios de los abuelos, en los años 40 empieza a embotellarse y venderse con éxito, hasta nuestros tiempos. No faltaba en ninguna casa con niños.

Una bebida antigua, anterior a las gaseosas que no faltaba en ninguna casa con niños.

La granadina, si bien es un refresco sin alcohol apetecible, su mayor uso está en el mundo de la coctelería, como un syrup saborizado que le da un toque único a una infinidad de tragos, también recuerdo haber tomado cerveza con granadina en un bar de la ciudad de Santa Fe, o servida con helado de crema americana, como un coulis o salsa dulce. En la web hay recetas de salsas agridulces, para acompañar carnes o pollo, compuestas con granadina.

La historia de esta bebida, como todos los jarabes, se remonta a Oriente Medio, una forma de conservación de jugos de fruta para tomar todo el año, y como su nombre lo sugiere se utiliza para su preparación original la granada, esa fruta amada en España y un poco relegada en Argentina, y mucha azúcar. Los jarabes son otras de las preparaciones creadas por los árabes, la palabra proviene de y mucho de antes de descubrirse el azúcar se preparaban con miel y con diversas frutas.

Mitos e historia de la granadina
En nuestro país el producto conocido como granadina, al menos el que consigo en el supermercado chino de mi barrio, no está realizado con jugo de granada, según dice en la botella de la marca Cusenier está "producida a base de agua, uva, caramelo con colorantes como amaranto y amarillo ocaso", terrible revelación de algo que dice ser y no es.

Para quien no la conoce la granadina sabe a frutas rojas, una mezcla de frutillas y cerezas, incluso en su color, que en España por algo denominan "rojo de grana", remite a ellas.

Hoy que las gaseosas han dominado la dieta infantil, recuerdo que en mi infancia solo se bebían en los cumpleaños y en las fiestas de fin de año, la granadina suena extraña y muchos creen que tiene alcohol ya que suele estar en los estantes de vermouths y licores. Tampoco sé si a los chicos de hoy, adaptados a la coca cola y sus variantes, sabrán apreciar el carácter antiguo y frutado de esta bebida dulce.

No hay mucha más historia que la que cuento, pero me sorprende que en miles de años la granadina haya sobrevivido a todo, incluso al enorme peso de la industria de las bebidas que no pudieron borrarla de escena. Dulce, refrescante y totalmente prescindible, vaya mi homenaje, lleno de recuerdos de la niñez a este refresco tan viejo como el mundo.


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