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Las leyendas andinas ancestralmente son famosas a lo largo de toda la historia, aunque nunca he podido comprobar su veracidad. Quiero entender que mi mente racional y escéptica no deja entrar cosas inexplicables para ella, aunque intento abrir mi mente para aceptar ciertas leyendas e historias que empezaron a llegar a mí de una forma totalmente aleatoria y después, intentando recopilar las máximas posibles por simple curiosidad y por supuesto para intentar mimetizarme con el entorno, sus costumbres y su historia lo más que pueda.
Con el tiempo que llevo acá han sido muchísimas las historias y leyendas que han llegado a mi conocimiento, unas con explicación totalmente comprobada científicamente, pero otras con verdadero misterio en su resolución.De las más de 40 leyendas o hechos sin explicación aparente que conozco, más de la mitad tienen relación con espíritus, supersticiones ancestrales, chamanismo, brujería, duendes, pero sobre todo con avistamientos inexplicables para la mayoría de personas mayores con las que he hablado. Hoy, con lo que conocemos de otras culturas y la evidencia de otras civilizaciones fuera de nuestro planeta (creer que nosotros somos los únicos habitantes en el universo suena estúpido) se pueden explicar hechos que antiguamente y con la incultura reinante se relacionaba todo con malignas teorías religiosas.
Sombras blancas en casas abandonadas, fuerzas inexplicables que te sacan de las casas a plena luz del día, luces extrañas entre el Pisaca y el Guanchuro, manchas con formas humanas en las paredes, “Guacas” donde se ocultan riquezas, chamanes, duendes, espíritus que conviven con los habitantes, mujeres brujas que se convierten en animales…Una de las últimas os cuento (de un modo resumido y breve), que por la cantidad de testimonios contando lo mismo, por personas totalmente cuerdas y aún jóvenes con un conocimiento racional de la actualidad me produce una credibilidad en sus palabras, aunque obviamente “cojo con hilos” sus testimonios, pues yo por suerte o por desgracia sigo siendo bastante escéptico en este sentido, aunque el respeto hacia esos temas lo mantengo inalterable.
Ocurrió en el sector de El Pino en la ciudad de Catacocha hace sobre unos 20 años, cuando en el Parque Lourdes lucían árboles que durante la noche ofrecía una imagen bastante tétrica.
Una fiesta vecinal espontánea que reunió a no menos de veinticinco personas salió a la calle a recibir a un convecino que volvía de Quito, cuando estando todos esperando a que llegue y ya de madrugada con un ambiente festivo, se observa desde la otra punta del jardín un león enorme al cual pilla por sorpresa la reunión festiva.
Se inició una persecución frenética por los alrededores de la mayoría de vecinos para atraparlo, unos cargando escopetas y otros con grandes machetes de cortar vegetación, cuando en una de sus estampidas huyendo de los acalorados perseguidores, el animal se oculta en los bajos de una casa, la cual tenía una sola puerta de entrada.Al llegar a dicho sótano, los vecinos no cabían en su sorpresa al observar que sólo encontraron a una señora abatida de cansancio, tendida en el suelo boca abajo y con sus ropas desgarradas. (La señora tenía nombres y apellidos, pues murió tan sólo hace tres años, pero por obvio respeto no lo pondré).
Nadie se explicaba la desaparición del gran felino en un lugar donde la única salida estaba ocupada por los vecinos, pero nadie afirma con rotundidad que la señora era realmente el león que persiguieron, solo lo dejan entrever con miradas de interrogación.
Hasta el día de hoy y hablando con algunos de los testigos de esa persecución, no saben explicarme, ni se atreven a deducir hipótesis que se escapa a su comprensión. Pero leyendas, historias o experiencias de este calibre han sido y siguen siendo el pan nuestro de cada día que conforman una cultura de tradición oral que los creerás o no, pero son parte del patrimonio inmaterial popular.