Toda frase que comience por un "Dicen", "Cuentan", "Aseguran"... debe ir acompañada de pruebas contundentes. Toda una vida forjando una imagen y basta un segundo de duda para que todo se desmorone. Al igual que en la vida diaria, el dicen, cuentan , aseguran, afecta; y mucho, a cuestiones que nos atañen a tod@s. Si hay algo serio es la seguridad de tod@s nosotros en materia de salud. Tod@s creemos y confiamos en la palabra de nuestro médico o nuestro enfermero, pero basta la palabra de tu cuñado, tu vecina, tu compañero de trabajo o el panadero del barrio... "Dicen que..." para que las mayores y desenfrenadas dudas se apoderen de ti. Para que ésto ocurra en la menor medida posible la OMS ha rescatado mitos, en este caso, sobre las vacunas, que me paso a transcribir literalmente...
¿Cuáles son algunos
de los mitos, y los hechos, sobre la vacunación?
(Preguntas
y respuestas
Abril de 2013)
Mito 1: Las mejores condiciones de
higiene y saneamiento harán desaparecer las enfermedades; las vacunas no son
necesarias. FALSO
Hecho 1: Las enfermedades contra las que
podemos vacunar volverían a aparecer si se interrumpieran los programas de
vacunación. Si bien la mejor higiene, el lavado de las manos y el agua potable
contribuyen a proteger a las personas contra enfermedades infecciosas, muchas
infecciones se pueden propagar independientemente de la higiene que
mantengamos. Si las personas no estuvieran vacunadas, algunas enfermedades que
se han vuelto poco comunes, tales como la poliomielitis y el sarampión,
reaparecerían rápidamente
Mito 2: Las vacunas conllevan algunos
efectos secundarios nocivos y de largo plazo que aún no se conocen. Más aún, la
vacunación puede ser mortal. FALSO
Hecho 2: Las vacunas son muy seguras. La
mayoría de las reacciones vacunales son generalmente leves y temporales, por
ejemplo, un brazo dolorido o febrícula. Los trastornos de salud graves, que son
extremadamente raros, son objeto de seguimiento e investigación. Es más
probable padecer un trastorno grave por una enfermedad prevenible mediante
vacunación que por una vacuna. Por ejemplo, en el caso de la poliomielitis, la
enfermedad puede provocar parálisis; el sarampión puede causar encefalitis y
ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación pueden ser
incluso mortales. Aunque un solo caso de trastorno grave o defunción por
vacunas ya es demasiado, los beneficios de la vacunación compensan con creces
el riesgo, dado que sin las vacunas se producirían muchos más trastornos y
defunciones.
Mito 3: La vacuna combinada contra la
difteria, el tétanos y la tos ferina, así como la vacuna antipoliomielítica,
pueden provocar el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS). FALSO
Hecho 3: No existe una relación causal
entre la administración de las vacunas y la muerte súbita del lactante, a pesar
de que esas vacunas se administran en un período en el que el recién nacido
puede sufrir el SIDS. En otras palabras, las defunciones por SIDS son
casualmente coincidentes con la vacunación y hubieran ocurrido aunque no se
hubiesen administrado las vacunas. Es importante recordar que esas cuatro
enfermedades pueden ser mortales, y que el recién nacido no vacunado contra
ellas corre graves riesgos de defunción y discapacidad grave.
Mito 4: Las enfermedades prevenibles
mediante vacunación están casi erradicadas en mi país, por lo tanto no hay
motivos para que me vacune. FALSO
Hecho 4: Si bien las enfermedades
prevenibles mediante vacunación son actualmente poco comunes en muchos países,
los agentes infecciosos que las provocan siguen circulando en algunas partes
del mundo. En un mundo sumamente interconectado, esos agentes pueden atravesar
las fronteras geográficas e infectar a cualquier persona no protegida. Por
ejemplo, a partir de 2005, en Europa occidental se produjeron brotes de
sarampión en poblaciones no vacunadas de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca,
España, Francia, Italia, el Reino Unido y Suiza. Por consiguiente, hay dos
motivos fundamentales para vacunarse, a saber, protegernos a nosotros mismos y
proteger a quienes nos rodean. Los programas eficaces de vacunación, al igual
que las sociedades eficaces, dependen de la cooperación de cada persona para
asegurar el bien común. No deberíamos depender de las personas que nos rodean
para detener la propagación de enfermedades; nosotros mismos también tenemos que
hacer nuestra parte.
Mito 5: Las enfermedades de la infancia
prevenibles mediante vacunación son algo inevitable en la vida. FALSO
Hecho 5: Las enfermedades prevenibles
mediante vacunación no tienen por qué ser “algo inevitable en la vida”.
Enfermedades tales como el sarampión, la parotiditis y la rubéola son graves y
pueden acarrear importantes complicaciones tanto en niños como en adultos, por
ejemplo, neumonía, encefalitis, ceguera, diarrea, infecciones del oído,
síndrome de rubéola congénita (si una mujer contrae rubéola al principio del
embarazo) y defunción. Todas estas enfermedades y sufrimientos se pueden
prevenir mediante las vacunas. Los niños no vacunados contra estas enfermedades
quedan innecesariamente vulnerables.
Mito 6: La administración simultánea de
más de una vacuna puede aumentar en los niños el riesgo de efectos secundarios
nocivos, que a su vez pueden sobrecargar su sistema inmunitario. FALSO
Hecho 6: Las pruebas científicas revelan
que la administración simultánea de varias vacunas no conlleva ningún efecto
secundario sobre el sistema inmunitario del niño. Los niños están expuestos
cotidianamente a cientos de sustancias extrañas que desencadenan una respuesta
inmunitaria. El simple hecho de ingerir alimentos introduce nuevos antígenos en
el organismo, y numerosas bacterias viven en la boca y la nariz. Un niño está
expuesto a muchísimos más antígenos como consecuencia de un resfriado común o
una faringitis, que por las vacunas. Las principales ventajas de la
administración simultánea de varias vacunas es que requiere menos consultas
ambulatorias, lo que permite ahorrar tiempo y dinero y aumenta las
probabilidades de que los niños completen el calendario de vacunación
recomendado. Además, la posibilidad de recibir una vacunación combinada, por
ejemplo, contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola, supone menos
inyecciones.
Mito 7: La gripe es solo una molestia y
la vacuna no es muy eficaz. FALSO
Hecho 7: La gripe es mucho más que una
molestia. Es una enfermedad grave que cada año provoca entre 300.000 y 500.000
defunciones en todo el mundo. Las embarazadas, los niños pequeños, los ancianos
con problemas de salud y cualquiera que padezca un trastorno crónico, por
ejemplo, asma o cardiopatía, corren un alto riesgo de infección grave y muerte.
La vacunación de las embarazadas conlleva el beneficio adicional de proteger a
sus recién nacidos (actualmente no existe una vacuna para los menores de seis
meses). La vacunación inmuniza contra las tres cepas de mayor prevalencia
circulantes en una estación dada. Es la mejor manera de reducir sus
probabilidades de contraer una gripe grave y contagiar a otros. Evitar la gripe
significa evitar gastos de atención médica adicionales y pérdida de ingresos
por los días de trabajo o escuela perdidos.
Mito 8: Es mejor la inmunización por la
enfermedad que por las vacunas. FALSO
Hecho 8: Las vacunas interactúan con el
sistema inmunitario para producir una respuesta similar a la que produciría la
infección natural, pero no causan la enfermedad ni exponen a la persona
inmunizada a riesgos de posibles complicaciones. En cambio, el precio de la
inmunización por infección natural podría ser el retraso mental provocado porHaemophilus influenzaetipo b (Hib), defectos congénitos
debidos a la rubéola, cáncer del hígado derivado del virus de la hepatitis B, o
muerte por sarampión.
Mito 9: Las vacunas contienen mercurio,
que es peligroso. FALSO
Hecho 9: El tiomersal es un compuesto
orgánico con mercurio que se añade a algunas vacunas como conservante. Es el
conservante más ampliamente utilizado para las vacunas que se suministran en
ampollas de dosis múltiples. No hay pruebas científicas que sugieran que la
cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas entrañe un riesgo para la salud.
Mito 10: Las vacunas causan autismo. FALSO
Hecho 10: Según se pudo determinar, el
estudio de 1998 que suscitó inquietud acerca de un posible vínculo entre la
vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola, por un lado, y el
autismo, por otro, contenía graves irregularidades, por lo que la publicación
que lo divulgó lo retiró. Lamentablemente, su divulgación despertó temores que
provocaron una disminución en las tasas de inmunización y los subsiguientes
brotes de esas enfermedades. No existen pruebas científicas de una relación
entre esa vacuna y el autismo o trastornos autistas.
Nota aclaratoria:
Texto no original de la autora del blog.
Todos los datos han sido extraídos de la página oficial de la OMS, al igual que
las imágenes fotográficas y los vídeos.
WEBGRAFÍA:
http://www.who.int/es/