Revista Cine

Mm 63 come and get it

Publicado el 23 abril 2012 por Josep2010

Aura Lea es una de esas canciones que perteneen a la historia de un pueblo: o quizá de dos; pero olvidemos la parte histórica y real y centrémonos en lo que de verdad interesa, que, por donde estamos, es en la aparición de esa canción en una película.
La canta la guapa Frances Farmer en dos ocasiones y precisamente dirigida por dos directores muy famosos.
Aquí tenemos un vídeo que recoge ambas interpretaciones, con escenas sacadas de la película Come and Get It en la que luego nos detendremos un poco.
Veamos el vídeo musical:
Su mejor virtud es la de proporcionar un momento de lucidez en el que la Farmer interpreta a dos personajes, madre e hija, sucintamente escritos, bien diferenciados en manos de un par de geniales cineastas: Howard Hawks y William Wyler.
La película, cuyo título se tradujo al castellano en la acostumbrada síntesis repleta de idiotez como Rivales, nos presenta a lo largo de varias décadas las relaciones entre un ambicioso leñador que acaba convertido en potentado maderero y su viejo amigo del alma que se casa con el amor de la vida del anterior y tiene una hija que es absolutamente idéntica a su madre, fallecida.
MM 63 COME AND GET ITUna trama melodramática filmada por esos dos artistas citados, el primero casi que expulsado del set de rodaje a causa de sus desavenencias con Samuel Goldwyn -que ponía el dinero- al modificar una y otra vez el guión pre-establecido -y hay que reconocer que motivos no le faltaron- intentando proponer un cierto contenido social más allá del romanticismo que puede comportar la pervivencia de un amor abandonado a través del tiempo cayendo en las redes de una jovencita ambiciosa: línea que acaba por ser desechada, como todas las que iniciara Hawks, debiendo advertir que, sin ser exacto el punto de intervención de Wyler, formalmente resulta harto difícil reconocer diferencias a pesar de acompañarse ambos de directores de fotografía de su confianza (nada menos que Rudolph Matté y Gregg Toland, ahí es nada) pero presta la atención en el desarrollo de la historia, uno piensa que Wyler se plegó a las instrucciones del amo del estudio porque ya andaría pensando en sus propios melodramas y no quiso complicarse con un medio encargo.
Porque se echa mucho de menos la complejidad psicológica que debería aparecer en la segunda parte de la película cuando el leñador-potentado Barney (estupendo Edward Arnold) cae rendida y locamente enamorado de la hija de su amigo del alma Swan (Walter Brennan consiguiendo el primer Oscar al mejor actor secundario) y acaba sintiendo enormes celos de su propio hijo que siento lo mismo por la joven. Esa joven, interpretada por Frances Farmer, debería haber realizado un doble juego con el muy maduro Barney y al mismo tiempo con su hijo Richard (interpretado por la estrella Joel McCrea en un papel que resulta escaso de contenido) pero acaba por presentarse como una modosita y dulce muchacha, pese a que en su presentación en pantalla se la ve admitiendo haberse dado cuenta de la fuerza erótica que dispone sobre el embobado Barney, quedando al conjunto debilitado en grado sumo.
Una película que se ve con cierta dificultad: mejor dicho se oye doblada con cierta dificultad, por envejecimiento de la banda sonora, lo cual es una ventaja al obligar a verla en v.o.s.e.; interesante comprobar que el tono visual se mantiene a pesar de los diferentes estilos de cada cineasta que se ocupó de dirigirla a las órdenes de un productor omnipresente y todopoderoso.

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