Revista Cine

Mm 66

Publicado el 25 junio 2012 por Josep2010

No hay que ser un lince para descubrir una triste paradoja en la actualidad que revisten ciertos pasajes de la película en la que hoy podemos detenernos por unos instantes: a Don Felipe, que a sus cincuenta y seis lleva ya cuarenta años trabajando en la casa y ha llegado a ocupar el cargo de Director de la Oficina, un mal día el Señor Director General del Banco de los Previsores del Mañana le comunica que se ha extralimitado otorgando préstamos a gentes que pretenden montar su pequeño taller o tienda, tomando riesgos crediticios inadmisibles, y lo manda para casa, eso sí, con dos años de sueldo al cincuenta por ciento, para que descanse.
Nada que ver con la actualidad, en la que hay más de un director jubilado anticipadamente con un buen apaño; pero claro, cuando se rodaba la película, todavía se estaba preparando la ley de la seguridad social: era otros tiempos, pero ya en las entidades crediticias la cosa daba para largar a base de bien.
Si hablaré de años, que entonces, en España, ésta era una escena moderna provista incluso de cierto morbo provocativo:
La chica que se muestra en unas casi indecentes mallas no era española, lo que añadía picardía, y al cabo de pocos años se casó y abandonó el cine por los pinceles, llegando a obtener cierto éxito.
La última exposición que he obtenido noticia, data de 2010, y ya empieza a ser mayorcita, porque ha pasado tiempo, desde aquel precipitado rodaje realizado con pocos medios: los propios de la época, siendo una verdadera suerte que tanto Don Felipe, como sus subordinados directos Martínez, Castrillo, Enriqueta, Benítez y muy especialmente Galindo, estuvieran representados e interpretados a una altura que ya quisiera yo disfrutar en cualquier película española de este siglo, ni que fuera uno sólo de ellos, vaya pandilla de redomados comediantes, capaces de darle una vuelta de tuerca más a una historia ya celebrada en otros lares, otorgando una dignidad inesperada a un producto rápido, aquí te pillo, aquí te atraco, una secuela inventada, por no decir casi un plagio a la castiza, pero metiendo verdades como puños que siguen siendo ciertas, mal rayo les parta a algunos, que parece mentira que se les ocurriera hacer un refrito en 2003 y con la que está cayendo que la pifiaran tanto.
Claro que no siendo los mimbres iguales, a qué va usted a pedir un cesto semejante: de los chinos, a un euro, y pare de contar.
Si es que ya no se hacen películas así, ni siquiera en España, y no será porque no haya ocasiones para llevar, burla burlando, a la picota a todos esos desalmados.
No hace falta que diga el título de la película, ¿verdad?

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