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Mm 89 capri

Publicado el 16 agosto 2017 por Josep2010

En este caso, es preferible usar el título español,CapriMM 89 CAPRI, más adecuado que el penoso original It started in Naples para referirnos a una comedia sencilla con algunas pequeñas puyas que apenas alcanzan la categoría de sarcásticas, aunque lo intentan, basándose en la distinta forma de afrontar la vida entre unos y otros.
Estamos a finales de los años cincuenta del siglo pasado. Michael Hamilton es un abogado estadounidense que viaja desde Filadelfia hasta Nápoles con el objetivo de arreglar los asuntos pendientes por causa del fallecimiento de su hermano, al que él mismo recuerda como la oveja negra de la familia.
Mientras se desplaza desde Roma a Nápoles en tren, su voz en off nos cuenta que ya estuvo en Italia con motivo de la guerra y manifiesta poca confianza en los italianos, prestos, asegura, a engañarle. Y mucho ojo con beber agua del grifo y apenas la embotellada.
Lleno de los prejuicios acostumbrados en los arrogantes yanquies, se encuentra con un colega, el avocatto Vitale, encargado de las gestiones, quien le informa que su hermano -que deja viuda en Filadelfia- estaba aparejado con una italiana, que falleció junto a él, en un accidente de navegación, cabe la isla de Capri, donde residían, no en Nápoles.
Mr. Hamilton, atónito, asegura que su hermano no podía tener otra mujer, y Vitale le asegura que hay una prueba viva, un chaval, Nando, que vive con su tía en Capri, naturalmente.
Cuando el incrédulo Mr. Hamilton llega a Capri, se encuentra a su sobrino y acaba por descubrir en qué trabaja su cuñada:

Más allá de la curiosidad de ver a una veinteañera Sophia Loren cantando y moviéndose con cierta gracia en la penúltima película de Clark Gable con la compañía de un jocoso Vittorio De Sica y el centro ocupado por un asombroso Marietto que vocaliza muy bien en inglés, nos encontramos con una película más que aceptable, rodada sin alardes, centrándose la labor de Melville Shavelson en presentar su propio guión de la forma más económica posible, sin complicarse la vida, dedicando más atención a la dirección de actores que a otra cosa.
Porque la gracia está en el guión, en la burla nada soterrada de los prejuicios del estadounidense que mira un poco por encima del hombro a los italianos y el ajuste de cuentas lo realiza Shavelson mediante réplicas afiladas que ahora quizás podrían parecer anticuadas pero que sin duda, en 1960 debían chocar bastante con la concepción que del mundo tenía el estadounidense medio, el que conformaba la gran mayoría. Si lo pensamos dos veces, igual hallaríamos demasiadas similitudes.
Eso sí: el guión, como aquellos añorados de hace tanto tiempo ya, necesita atención, aún siendo muy evidente. Mr. Hamilton, que se halla en puertas de su boda, consigue conectar telefónicamente con su prometida, que se extraña de la música que percibe: él le dice que están dando un concierto en la calle y ella inmediatamente, conociendo el pasado de él, insiste en que la llama desde un bar, y cuelga. Él, vencido por los hechos, ya que no puede dormir, se sienta en la plaza, cabe una mesa de un bar y le pregunta al camarero que le atiende:
-Oiga, ya es la una de la madrugada y no para la música. ¿Cómo duerme la gente de este pueblo?
-El camarero le muestra con la mirada todas las mesas llenas de parejas amarteladas y le dice: ¡Juntos, señor!¡Esto es Capri!
O detalles como el del taxista que, escuchando lo que dice Mr. Hamilton a unos vecinos, le tira su maleta al suelo y lo deja plantado. Un desprecio por el dinero que choca frontalmente con la forma de pensar del asombrado Miki, como le llama su sobrino.
Quizás si Shavelson hubiera cargado las tintas en el guión y en la presentación visual buscando más mordacidad y crítica ahora sería más conocida.
El caso es que, rodada en Capri, con todos los componentes del elenco italianos pero declamando en un muy correcto inglés, únicamente el detalle del idioma y la presencia de Gable como estrella hacen pensar en el público estadounidense como objetivo, cuando por todo lo demás, podría muy bien ser una comedia italiana tan vitalista como aquellas en las que De Sica y la Loren ganaron buena fama y popularidad.
Por todo ello, si se les presenta la oportunidad, no la rechacen.


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