Artista: Moacir Santos
Álbum: Choros & Alegria
Año: 2005
Género: Música Popular Brasileira (MPB), bossa nova, latin jazz
Duración: 57:47
Nacionalidad: Brasil
Su exilio voluntario en los Estados Unidos, donde se dedicó, más que nada a la enseñanza y a la música para cine (mucho de su trabajo, sin embargo, lo haría sin recibir crédito), hizo que el Brasil lo perdiera de vista y hasta principios de los 2000, cuando músicos como Zé Nogueira y Mario Adnet comenzaron a “recuperarlo”, Moacir Santos estaba fuera del espectro de la MPB que él había contribuido definitivamente a crear. La muerte lo encontró en 2006 habiendo sido reconocido en su país, en justicia, pocos años antes, después de casi cuatro décadas de olvido. Su tierra adoptiva, los EUA, donde vivió desde fines de los 60 hasta su muerte, específicamente en Pasadena, California, le dio también reconocimientos, aunque quizá no todos los que su genialidad merecía.
Moacir es uno de los grandes del mundo. Entiende cómo están conectadas todas las músicas. Sus temas son riquísimos y captan la esencia profunda de la naturaleza de las personas.Wynton Marsalis
Su sofisticación melódica y armónica, su creatividad y su capacidad magistral de traducir lo erudito a lo popular marcaron la historia de la música brasileñaGilberto Gil(citados por Carlos Galilea)
Este disco me lo regaló Paulo Petersen, luchador incansable por el desarrollo sostenible y por el movimiento campesino brasileño, divulgador, científico agrario volcado hacia la solución agroecológica, activista permanente y líder político que ha escrito importantes trabajos sobre desarrollo y justicia desde la asociación civil que dirige en Rio de Janeiro, AS-PTA. Paulo es también músico y un hombre de una sensibilidad impresionante. Y tengo la suerte de contarme entre sus amigos: en 2006 me obsequió este disco cuando acababa de salir y me mostró su interés por este músico medio olvidado de la Música Popular Brasileira, apenas unos meses antes de su muerte. Hoy aprovecho el encierro para honrar al gran Moacir Santos compartiéndolo en el blog cabezón y volver a darle las gracias a Paulo por este regalo tan especial.
Moacir Santos nació en 1926 en el sertão brasileño, en el empobrecido territorio rural de Pernambuco, y quedó huérfano a los dos años, según informa Ben Ratliff en The New York Times. A los 11 años empezó a tocar el clarinete, que llegaría a dominar junto con el saxo y la trompeta, el piano, el banjo, la mandolina, el violín, la batería y quién sabe cuántos instrumentos más. Se convertiría también en un importante arreglista para orquestas de radio y TV de Rio y São Paulo, donde trabajaría durante los 50 y 60. Grabó el primer disco de sus composiciones, Coisas, recién en 1965 (con casi 40 años de edad), poco antes de emigrar a los Estados Unidos, donde, entre sus actividades docentes y de musicalización de cine (creó con Henri Mancini y otros, pero no siempre se acreditó su trabajo en las listas de cierre de las películas), produjo varios álbumes para el sello Blue Note y uno más para Discovery. Pero antes de partir a los Estados Unidos, dejando un hueco en el Brasil, que poco a poco lo olvidaría, su amistad con el ubicuo Vinicius de Moraes lo llevó a escribir algunos temas hoy clásicos en colaboración con el poeta cantor, y formó a músicos que serían portentos de la MPB, como Baden Powell y Airto Moreira. ¡Nada menos!
Al iniciarse el siglo XXI, Brasil empezó a “redescubrir” a Moacir Santos, de quien Vinicius había dicho, en “Samba da bênção” (su conocidísimo tema dedicado a los grandes creadores de la MPB —aquel del sentido “saravá!” del que se mofaban Les Luthiers—): “A bênção, maestro Moacir Santos / Não és um só, és tantos como / O meu Brasil de todos os santos” [Bendición, maestro Moacir Santos / no eres uno solo, eres tantos como / mi Brasil de todos los santos”]. Vino primero, en 2001, el álbum Ouro Negro, en el que diversos artistas de la MPB y la Tropicalia lo homenajeaban; entre ellos Milton Nascimento, Gilberto Gil y Djavan, y luego otros rescates también promovidos por Adnet y Nogueira, de los que este disco es el último y representa una especie de reconciliación de un país entero, un país que es música, con uno de sus pilares más importantes.
La música de Moacir Santos es MPB (tiene samba y bossa nova y está en la raíz de Tropicalia) pero no lo es por completo. Al haberse acuñado tempranamente, contiene los elementos que caracterizarán a ese universo en los 50 y los 60, pero con un estilo propio, basado más en los instrumentos de viento, en la melodía, que en la armonía guitarrística que sería definitiva en la consolidación de la MPB. Su traslado a los Estados Unidos, por otra parte, le aportará elementos del jazz que acentuarán su carácter único, su personalidad propia. Quizás, antes de que Jobim y los Gilberto protagonizaran el furor por el bossa en los EUA, Moacir Santos incorporó su vocabulario nacido de las bandas del sertão en el jazz y abrió el camino para ese lado del latin jazz tan característico, tan famoso; hoy tan ubicuo. Como podremos escuchar en Choros & Alegria, la música de Moacir Santos tiene acentos que recuerdan al jazz tradicional de Nueva Orleans (sobre todo en la instrumentación, en el banjo y el clarinete, en los arreglos de vientos de madera), pero como si fuera tocado en plan de batucada. De batucada suave, eso sí, porque la música de Moacir Santos es el clímax de la dulzura: ningún otro compositor brasilero del universo MPB tendrá tal dulzura, tal suavidad en el abordaje de sus elementos: ningún otro compositor brasilero parece crear, como Moacir Santos lo hace, desde esa vinculación profunda con el amor, el bueno, el bonito, el suavecito, el que cariña y cuida. El jazz vals “Rota ∞”, por ejemplo (track 12), es una muestra de los increíbles alcances de la música de Moacir Santos que, sin perder esa dulzura brasileña, abarca todo el be-bop (y cuenta con un solo de trompeta de Wynton Marsalis). ¡Atención a la guitarra de Ricardo Silveira en este tema que es puro jazz! Y así todo el disco, interpretado, además, con esa finura con que los músicos brasileños saben tocar.
Así que, cabezonxs cuarentenadxs, asómense a esta ventana luminosa hacia el infinito brasilero, a esta forma tan particular de entender la música de ese maravilloso y enorme país “de todos los santos”: la obra del nunca más olvidado Moacir Santos.
Lista de Temas:
1. Agora eu sei
2. Outra Coisa
3. Paraíso
4. Vaidoso
5. Flores
6. Saudade de Jacques
7. Cleonix
8. Ricaom
9. De Bahia ao Ceará
10. Excerto No. 1
11. Lemurianos (Pâtâla)
12. Rota ∞
13. Samba di amante
14. Carrossel
15. Felipe
Alineación:
(las instrumentaciones cambian de tema en tema)
- Jurim Moreira / batería
- Jorge Helder / contrabajo
- Cristovão Bastos / piano, teclado
- Marcos Nimrichter / piano, piano Fender, acordeón
- Jota Moraes / Vibráfono (1)
- Mario Adnet / violín
- Zé Paulo Becker (Trio Madeira Brasil) / violín (8)
- Marcelo Gonçalves (Trio Madeira Brasil) / violín de 7 cuerdas (5, 8)
- Ronaldo do Bandolim (Trio Madeira Brasil) / bandolim (8)
- Ricardo Silveira / guitarra
- Armando Marçal / percusión
- Elias Ferreira / percusión
- Andrea Ernest Dias / flauta, flautín
- Zé Nogueira / sax soprano
- Nailor Proveta / sax alto, clarinete
- Marcelo Martins / sax tenor
- Teco Cardoso / sax barítono, flauta
- Wynton Marsalis / trompeta (solo) (12)
- Vander Nascimento / trompeta
- Jessé Sadoc / trompeta (12)
- Vittor Santos / trombón
- Antonio Henrique Bocão / trombón bajo
- Phillip Doyle / corno
- Moacir Santos / voz
- Muiza Adnet / voz
- Ana, Rafaela, Luisa, Mariana, Giovanna, Gabriela, Maria y Cezar / coro (15)