Probablemente hayáis visto decenas de fotos de las cabezas que vigilan la Isla de Pascua pero, como a nosotros, a lo mejor no se os había ocurrido pensar que un cráneo necesita algo que lo sostenga...
Al parecer, se conoce la existencia de los cuerpos de las cabezas de la Isla de Pascua desde 1919 pero, comparadas con el emblemático paisaje salpicado de rostros de piedra sobresaliendo por encima del suelo tras ser enterrados durante años por ceniza volcánica, cualquier foto de una excavación arqueológica mostrando sus cuerpos poco detallados y cubiertos de tierra no parecían ser un buen reclamo publicitario.
La estatuas se llaman moai (el plural de moai es también moai, antes de que sigáis leyendo y nos echéis la bronca), y hay 887 de ellos repartidos la isla de Pascua, 397 de los cuales siguen a medio hacer en la cantera donde se esculpían directamente de las paredes de piedra, entre los años 1250 y 1500. Para hacernos una idea del trabajo requerido para esculpir y transportar estas moles de roca, el moai más grande mide 10 metros de altura y pesa unas 82 toneladas, aunque se ha encontrado uno incompleto que se especula que podría haber alcanzado los 21 metros y 270 toneladas de peso.
La cantera de Rano Raraku, donde fueron esculpidos el 95% de los moai, con algunos de ellos aún desperdigados por la zona, siglos después. Crédito: Easter Island Statue Project.
Casi todos los moai (834) están esculpidos en toba, una roca compuesta por ceniza volcánica muy compacta, aunque hay 13 de basalto, 22 de traquita y 17 de escoria roja, mucho más blanda que el resto.
Algo que nos ha llamado la atención mientras mirábamos imágenes de moai es que algunos tienen los ojos coloridos, en el sentido de que alguien parece haberse molestado en dar color blanco al glóbulo ocular y un tono más oscuro a las pupilas. Mientras que la solución más fácil podría parecer pintar los ojos y olvidarse del tema, los constructores de los moai optaron por esculpir los globos oculares en coral blanco y la pupila con obsidiana negra o escoria roja, para luego encajarlo todo en las caras de las estatuas.
¿Tenían sus creadores estas miradas perdidas y obsesivas? Probablemente.
En líneas generales, la mayoría de los moai sólo tienen representada la cabeza y un tronco poco detallado, mientras que unos pocos afortunados cuentan con brazos y algunos incluso han sido esculpidos hasta la cintura...
Crédito: Rosalía H.
...Pero sólo uno de ellos, el moai tukuturi, tiene piernas.
La finalidad con la que fue construido este moai no está muy clara, ni por qué su cara es diferente a la de todos de los demás, pero se especula que tal vez representa una postura de plegaria y podría ser la última estatua construida por los Rapa Nui, los antiguos pobladores de la isla.
Para rematar el misterio, algunos grupos de moai están colocados uno al lado del otro sobre unas plataformas de piedra llamadas ahu.
Cédito: Ian Sewell.
Tampoco se sabe muy bien por qué se realizaba esta práctica (aunque algunos ahu contienen tumbas) pero el hecho de que haya 313 ahu erigidos y sólo 125 tengan moai encima hace pensar que, tal vez, en su día descansaran sobre ellos estatuas de madera no han sobrevivido al paso de los años o que fueron destruidas durante las guerras tribales que tuvieron lugar en la isla.
Espera, espera. Guerras tribales, una última estatua arrodillada... ¿Qué demonios pasó en la Isla de Pascua?
¡Ah, claro! Nos hemos emocionado hablando de estatuas y no os hemos puesto en contexto.
Los habitantes de la Isla de Pascua, los rapa nui, llegaron desde polinesia buscando colonizar nuevas tierras, cargados con semillas de sus plantas. Como en la isla de Pascua el clima es más frío y no llueve demasiado,sus cultivos no rendían tan bien como en las islas más cálidas. De todas maneras, los rapa nui lograron prosperar durante unos 600 años hasta el punto de haber unos 9.000 habitantes en la isla, cuando empezaron a aparecer problemas de superpoblación.
Debido a su aislamiento, la isla no tiene una gran biodiversidad pero, aún así, los pocos árboles que la poblaban fueron talados por completo para poder erigir y mover los moai en honor a sus líderes. Cortar los árboles supuso que sus raíces dejaran de sujetar el suelo, y éste empezó a erosionarse, estropeando los cultivos. Como se quedaron sin madera para construir barcos y pescar, pronto empezó una crisis de recursos que desembocó en una guerra entre clanes en la falleció gran parte de la población y se destruyeron muchas estatuas. Cuando los primeros exploradores Europeos llegaron a la isla en 1722, tan sólo quedaban unos 2.000 habitantes, de los 9.000 originales.
Para terminar, dejamos una imagen comparativa de las estatuas con un ser humano medio. La escala del trabajo es impresionante (y casi aterradora).
Fuente: fundación-eticotaku.org
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