Revista Viajes

Mocanita, último tren de vapor. viaje a rumania dia 10

Por Trotaburgos @trotaburgos

Chuu, chuuuuu!!!! Que tiene el tren, que a todo el mundo le gusta?, creemos que magia. He hecho algunos recorridos increíbles en diferentes partes del mundo, en Sri Lanka atravesando paisajes de ensueño entre Nuwara Eliya y Haputale, en Tailandia sentado en las escalerillas entre Ayuthaya y Pak Chong, que parecía estar viviendo un documental de la 2 en directo, o en Huelva por las Minas de Río Tinto ... Pero el de hoy creo que va a ser insuperable.

El "Mocanita", el último tren de vapor forestal en funcionamiento de Europa. Creemos que el romanticismo de viajar en un tren de vapor y hacerlo además, atravesando los inconmensurables bosques de las montañas de los Cárpatos, pues... verdad que sobran las palabras?

Y es que en el norte de Rumanía, muy cerca de la frontera con Ucrania hay un pueblo, Viseo de Sus. Localidad que siempre ha vivido de la madera, como casi toda la zona. Para traer hasta las fábricas de madera los grandes troncos cortados en las montañas, se construyó un tren forestal.

Casi el 50% de la región es montañosa, y aquí encontramos el pico más alto de los Cárpatos Occidentales: Pietrosu (2.303m). Estas montañas de Maramures son una unión natural y política con Ucrania. El río Vaser sigue un estrecho valle donde los bosques seculares (de abetos y hayas entre otros), casi vírgenes se alternan con acantilados, prados y manantiales de agua mineral.

Desde 1932, el ferrocarril del Valle de Vaser (Valea Vaserului)), conocido localmente como "Mocanita", ha estado en uso casi constantemente. Los trenes llegan al valle seis días a la semana para transportar madera a una planta de procesamiento en Viseu de Sus.

Desde el año 2000, los trenes de vapor regulares para turistas recorren el Valle de Vaser. Los trenes operan desde primavera hasta otoño. El recorrido era de 60 km de vía muy estrecha con tan solo 66,5 cm, en la actualidad los viajeros hacemos solo 22 por que en el año 2008 hubo daños en las vías por inundaciones. Ahora se acaba en la estación de Paltin.

DONDE COMPRAR LOS BILLETES

Hay 4 trenes y siempre van llenos. Hay que comprar con antelación los billetes por internet a través de su página web. Hay 210 asientos en el tren.

Nosotros pensábamos que en esta época del año no íbamos a tener problemas, pero si. Al no tener reserva, hemos tenido que madrugar. A las 8 de la mañana abren la taquilla que está en la estación. Nosotros hemos llegado a menos cuarto y ya había gente. Cuando han abierto había una buena cola. Hemos comprado para el viaje de las 10, pues el de las 9, que es el primero estaba completo. Hay otro a las 11 y el último es a las 12. En temporada alta casi seguro que se venden todos online.

59 lei para adultos, 49 lei para estudiantes, personas mayores o discapacitados, y 39 lei para niños.

Especial Mocănița (almuerzo incluido):

98 lei para adultos, 86 lei para estudiantes, personas mayores o discapacitados, y 39 lei para niños. Boleto de tren, parrilla mixta, un refresco, un café y algo dulce.

Estas tarifas están copiadas de la web y son desde Marzo hasta primeros de junio. En temporada alta y festivos es más caro. Lo mejor es que miréis en su web que siempre estará mas actualizados los precios.

Nosotros hemos cogido la tarifa estándar y una vez acabada la experiencia, es la que podemos recomendar. La diferencia es que te dan un almuerzo y un café. Nosotros llevábamos unos bocatas pero al llegar a Paltin hemos podido comprar algo para comer como el resto. Desglosado todo, es el mismo precio que si coges el billete especial, no ahorras nada.

NUESTRA EXPERIENCIA

Después de comprar los billetes nos hemos vuelto al alojamiento, que está a 100 metros de la estación. Ducha y desayunar tranquilamente. A las 9:40 horas estamos de nuevo en la estación. Tenemos un pequeño nudo en el estomago por la emoción. Es algo que nos apetece mucho hacer.

Oímos la sirena del tren de vapor tan característica, esa que todos hemos oído alguna vez en la tele seguro. Y la humareda que sale por la chimenea es tremenda.

Llega hasta nosotros y la enganchan a los vagones. La máquina de vapor se llama Ioana. Que pasada... Para avisarse entre los operarios es todo con silbatos, dependiendo que sonidos hagan, saben lo que tienen que hacer, es el idioma ferroviario.

Como es lógico todo el mundo haciéndose selfies e inmortalizando el momento, y nosotros no íbamos a ser menos.

Un largo silbato de la sirena nos anuncia que el tren se pone en marcha. Nosotros vamos en el primer vagón, que ademas es el más antiguo.

Gracias a Dios el clima nos acompaña, los paisajes con sol son más increíbles, pues cogen luz. Buena parte del viaje voy fuera haciendo fotos.

El tren va siempre paralelo al río Vaser (Vaserul).

Vemos mucha actividad maderera, hoy utilizando máquinas, antiguamente todo con animales.

Pasamos por algunas aldeas y vemos también construcciones por las montañas. Los árboles ocupan todo el espacio. Vemos algunos enormes.

Al cabo de una hora hacemos una breve parada. Hay baños. A los que llevan el billete especial les dan un café con un dulce. Aprovechamos para hacer fotos de la máquina y ver como echan leña y carbón en la caldera, como traga...

Es increíble estar viviendo esta experiencia, la estamos gozando. A las 12 llegamos a Paltin, que es el punto final. Hay una tabla donde pone el número de tren, el nuestro es el 3, y la hora que sale de regreso. A las 13:30 horas sale el nuestro.

Hay muchas mesas de madera donde poder comer, ya sea lo que lleves o lo que compres allí. Venden también bebidas y café. La comida es carne a la brasa, chorizos, filetes con arroz y ensalada. Hay 2 casetas con unos botes gigantes de salsas por si quieres echarte, mayonesa, mostaza o ketchup. No entendíamos muy bien la carta y decimos en alto, alguien sabe hablar español? y un chico que está cerca nos dice yo!!! Rápidamente nos aclara las dudas que tenemos y pedimos cuando llega nuestro turno.

Después de comer nos tomamos unos cafés y vemos un pequeño museo con algo de historia de la zona. Hemos leído en alguna parte que cerca de aquí quedan los restos de un hospital de la Primera Guerra Mundial, preguntamos a una de las camareras del bar que saben hablar ingles y nos dice que queda como a 1 kilómetro, pero que no se ve nada. Damos un pequeño paseo por los alrededores. Un cartel marca un recorrido de 45 minutos, pero no nos arriesgamos por si acaso perdemos el tren. Según nos cuentan, por estos lugares en ambas guerras mundiales hubo duras batallas.

A las 13:25 horas, oímos la sirena y todos al tren. Ahora somos el último vagón, podemos hacer alguna foto del tren entero en alguna curva.

Llevamos como media hora cuando de repente nos detenemos y la gente se baja, parece ser que un vagón de los del medio se ha desenganchado. Pero tardan poco en solucionarlo y continuamos viaje.

Se atraviesa dos veces el río por unos puentes muy sencillos y también atravesamos un portón de madera tan típicos en esta región de los Maramures.

Empezamos a coger cobertura en los móviles, se nota que nos estamos llegando a Viseu de Sus. Pasamos junto a los hangares de reparación de los trenes y poco después, casi a las 15:30 horas llegamos al punto de partida.

Ha sido una experiencia que nos ha encantado y que es muy, muy recomendable. Y si vas con niños ya ni os contamos,

Junto a la estación de Vieu de Sus hay una cafetería y un museo de trenes, donde se pueden ver maquinas y vagones de tren de diferentes tipos e incluso subirte a ellos. Hay también alguna furgoneta adaptada como si fuese un vagón.

En la misma estación hay un parking donde podemos dejar el coche. Incluso es una zona preparada para auto caravanas y remolques. Por 50 RON la noche puedes pernoctar e incluido en el precio tienes electricidad, el uso de las instalaciones sanitarias y agua potable.

Regresamos al alojamiento y nos tomamos la tarde de relax, leyendo, escribiendo, siestecita, planificando la visita a los monasterios de Bucovina que veremos en los 2 próximos días.....

Cenamos de nuevo aquí, hoy toca una sopa de verduras y algo de carne con crema agria, nos recuerda mucho a las sabrosas sopas del país vecino, Ucrania. De segundo un filete con una salsita de ajo y como no, ensalada de col para acompañar. Estamos comiendo muchísima ensalada de col cruda en Rumanía y la verdad es que está siendo un descubrimiento, después de este viaje seguro que empezaremos a comerla en casa. Pagamos 40 RON cada uno.

Saludos viajeros.

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