La formación morada gusta cada vez más de los números circenses mediáticos en el ámbito parlamentario; ahora le tocó el turno a la Sra. Ana Pastor por el emplazamiento para el debate sobre una moción de censura condenada previamente al fracaso que, según los podemitas, debería celebrarse antes del día 13 de Junio propuesto, supongo que dada la situación de “emergencia democrática” en la que se encuentra inmerso nuestro país. Lo cierto es que, tanto desde mi punto de vista como desde el de la mayoría de los ciudadanos y políticos, incluidos los socialistas, el debate de los presupuestos es preferente, y más todavía si consideramos lo inútil de una moción de censura sin posibilidades de éxito; sin embargo da la sensación de que han conseguido en buena medida su propósito, que es desestabilizar, publicitar sus escasamente ortodoxos métodos de hacer política y dar por bueno el “me la pela, me la suda” del Sr. Iglesias, que marcó un antes y un después en el hemiciclo. Tachan de filibustera a la Sra. Pastor, sin poder comentar nada sobre la educación, o la falta de ella en ese caso, de la que hace gala D. Pablo, tanto en sus referencias al miembro viril, como en sus ósculos apasionados, más o menos, con sujetos de su mismo sexo y especie en el Congreso. La política moderna, en su versión más pura, está tan reñida con la educación como con el buen gusto; la sonrisa renegrida del líder mesiánico no puede prologar una entrada en el paraíso, sino más bien el cinismo de un payaso trasnochado y cruel.