La moda en ‘Smash’. Puede gustar más o menos, ser considerada un icono de estilo o una mala actriz, una golfa o la mujer más bella del siglo XX, pero si hay algo que nunca podrá quitársele a Marilyn Monroe es que era una estrella. Una estrella de esas que superan a la persona encargada de darles forma. Así opinan todos los pertenecientes a la compañía que representa el musical Bombshell, los protagonistas de Smash.
La serie narra, a ritmo de ‘exitazos’ como el de su título, la rivalidad entre las dos mejores opciones para interpretar a la Monroe: Ivy (Megan Hilty) la opción más lógica ya que se parece y se esfuerza más aún por vestir, peinar y andar igual que Marilyn; y por el otro lado, la debutante-buena-y-sin-ambición-pero-adorable Karen (Katherine McPhee) que con su sosería, encandila a todo el mundo.
En las pantallas, es muy fácil diferenciar a la buena de la mala: la buena enseña menos carne, es así de fácil. En este caso, Ivy acostumbra a imitar a la Monroe y por ello su ropa es muy escotada y ajustada. Por otro lado, la buena buenísima Karen (sí, me cae mal) no enseña un milímetro de carne de modo habitual, excepto cuando tiene un acto en el que deba ser, sin querer y de modo casual por supuesto, porque para eso es la buena de la historia, la protagonista. Ahí mágicamente aparece un sujetador push up y unos vestidazos impresionantes que hacen de las suyas para verla como una estrella.
Los dos personajes femeninos secundarios, Julia (Debra Messing) y Eileen (Anjelica Huston) también representan diferentes estereotipos, que marcan su forma de vestir. Mientras la primera, letrista del musical, es una artista que comparte su corazón entre su familia, su trabajo y su ex amante, la mujer de negocios que interpreta la Huston es la encargada de salvarles a todos el trabajo. Julia lleva ropa muy suelta, muchas telas, colores ocres, ropa divertida, mientras que Eileen lleva LBDs, faldas de tubo y chaquetas entalladas.
Curiosamente, estas diferencias entre la buena y la mala, no se dan cuando ensayan. Ahí, todos los personajes son iguales: todos sudan, todos trabajan. Se ve que las diferencias entre las buenas y las malas sólo son válidas si se van secas y huelen bien.