Hace unos días leí un artículo muy interesante sobre el vestuario de la película-musical a punto de estrenar, Los Miserables. The Hollywood Reporter dedica un reportaje a los diseñadores de vestuario algunas películas candidatas al Oscar, como Ana Karenina o Lincoln o Hitchcock.
Demos un repaso, al arecer es una obra magnífica y hay que analizar contexto, ambiente y valorar bien el trabajo. El vestuario es una parte elemental en las producciones teatrales y de cine pero apenas les dedicamos mucho tiempo. Nos llaman la atención obras en las que el vestuario es llamativo o forma parte de la trama. En obras de época, tales como María Antonieta de la grande Sofía Coppola, o si nos basamos en las modernas, El diablo viste de Prada. Nos entra por los ojos pero casi no somos capaces de ver los detalles, “a simple vista nos gusta, nos pinta bien”. Es entonces cuando esa impresión, muchas veces sin tener ni idea decimos: “el vestuario era buenísimo”. Sin embargo, todo está pensado para causar esa impresión.
Hablemos de los miserables y de la trama. Como tal (no quiero desvelar muchas cosas, hay que ir a verla), la estética es propia de la época. Pablo Delgado utiliza un estilo auténtico, romántico y sin embargo que parezca algo no muy elaborado.
“Había impresiones sorprendentes sobre ese período, casi se podría pensar que eran del siglo XX. Para el chaleco de Marius, encontramos una tela vieja en un mercado de Londres. Los partidarios de la revolución llevaban escarapelas, los colores de la bandera francesa. Queríamos mostrar que Mario era un miembro de la revuelta estudiantil contra la opresión del Estado. Los colores de la bandera aparecen en la chaqueta roja de Enjolras en la barricada, el vestido azul de Fantine en la fábrica, el vestido blanco de Cosette de su boda y la ropa de Valjean de vagabundo.”
Los colores se van desgastando a medida que evolucionan los personajes. Los tonos están elegidos a conciencia según personaje y circunstancias. En el caso de Russel Crowe comienza con tonos azules y en el momento del clímax viste de negro, a modo de antagonista. Para el papel de Amanda Seyffield los tonos claritos y pulcros dominan su estética.
Pero hay más. El reto en esta obra es el equilibrio perfecto entre realismo y fantasía. La película también es musical y el vestuario según géneros cambian. Querían darle el realismo propio y algunos tintes propios de un musical. La mezcla es difícil. Para ello utilizan muchas prendas auténticas que luego adaptan para la película con el tono del género musical. Es muy sutil y consiguen el efecto.
Termino con esta frase de Julie Weiss, diseñadora de vestuario de “Hitchcock”.
‘I want to be a costume designer,’ but because we’re there on this quest to keep seeing. All of us here, we’re storytellers“.
Fotos via The Hollywood Reporter