Moda y surf, dos factores unidos para la mujer

Si hay un deporte que marque las tendencias estilísticas y de la moda entre un gran número de gente joven (y no tan joven), ese es sin duda el surf. Puede ser que otros como el fútbol, o incluso el baloncesto, generen un mayor número de “estrellas” capaces de marcar tendencias con tan solo una fotografía, pero el surf gana por goleada a cualquiera en cuanto a su influencia sobre el estilo en la ropa de los últimos veinte o treinta años.

Tan solo en el año 2012 las ventas relacionadas con el surf y el skate, otro deporte urbano siempre ligado al primero, alcanzaron por si solas los 6.000 millones de dólares, una cifra que muestra la importante magnitud de dicha industria, tal y como se indicaba en un artículo de 2013 en El País. Pero su influencia no acaba aquí, sino que fuera de las ventas relacionadas directamente con el deporte en sí, la influencia del surf llega mucho más allá, dejándose notar a su vez en marcas no relacionadas con éste. Desde las más selectivas como Just Cavalli o Custo, hasta otras más accesibles, casi todas las marcas han atravesado en las últimas décadas diversos momentos en los que tiraron del estilo californiano o hawaiano tan unido al surf para sus colecciones de primavera y verano. Y no solo eso, ya que muchas otras marcas que comenzaron sus andaduras como marca de tablas de surf o de bañadores, se han establecido directamente como referencias en la moda joven: Quicksilver, Rip Curl, Billabong o Volcom son buenos ejemplos de ello.

Y es que el surf, así como cualquier otro deporte del estilo (el snowboard o el skate), transmite un factor muy importante para los consumidores de moda: juventud, ya no solo a nivel de edad, sino en su sentido y significado más cercano a frescura, a desenfado y a diversión. Es ahí, en ese sector de la población, entre los que más buscan el ideal de libertad, entre los viajeros incansables o los más amantes de la naturaleza, donde el estilo surfero se suele imponer entre las preferencias a la hora de vestir. Y no tan de vestir, porque hasta la propia disciplina del surf se asoma cada vez más a las escogidas por los adultos para ocupar su tiempo libre. De hecho, y cada vez más, es algo normal ver a un grupo de amigos cercanos o por encima de la treintena tomando clases de surf, participando en campamentos relacionados con el deporte de la tabla o, simplemente, iniciándose en esta disciplina de una manera u otra.

En el imaginario colectivo del surf, las imágenes de una furgoneta con las tablas encima del capó, una hoguera en la playa con los compañeros y el zarandeo continuo del mar a la luz del ocaso es, probablemente, lo más recurrido a la hora de pensar en este deporte. En definitiva, para la gran mayoría surf significa vivir, en letras bien grandes. Y es por razones como ésta que el surf ha afectado continuamente durante las últimas décadas al estilo de vida de la gente, a su forma de pensar, de invertir su tiempo libre y, cómo no, a su manera de vestir