Revista Cultura y Ocio
Este día había amanecido con una lluvia perezosa, así que decidimos dedicarlo a visitar Módena y Maranello pensando que, quizás después de visitar La Galleria Ferrari en la que estaríamos a resguardo, el día nos diera una tregua y escampara, como así fue. Maranello es un pequeño pueblo dedicado en su totalidad a vivir y transmitir la pasión roja. Yo llegaba con muchísima ilusión por conocer ese lugar de culto de todos los apasionados al mundo del motor y los coches deportivos más deseados del mundo. Y después de visitarla me dejó con un punto de decepción y no porque estuviera mal montada. Más bien lo achacaría a que no cubrió las expectativas que nos habíamos creado. Pesábamos que un museo como este dedicarían más espacio a esos únicos automóviles de calle creados en los años 60 y 70, con agresivos coupes y roadster de ensueño, pero la realidad es que la competición y la Fórmula 1 llenaban las instalaciones en su mayor parte. De todas formas, estando por la zona y disponiendo de tiempo de sobra, creo que merece la pena la visita aunque sólo sea por el hecho de decir que has estado en el templo del motor. Ver en vivo como es un box de fórmula 1, con pit lane , el pit wal con todas las pantallas de ordenadores y tiempos, una gran colección de fórmulas 1 desde los años 70 al de Felipe Masa del año 2009, una gran colección de motores, la sala de los trofeos y algún que otro modelo de calle (para nuestra desgracia..los menos). Por supuesto no puede faltar una tienda de “merchandising” y la cafetería Ferrari.
En Maranello, como dije anteriormente, se vive la pasión Ferrari y no tiene mayor interés turístico que esa pasión. Ya en la entrada nos encontramos con un monumento a Enzo Ferrari, tiendas de productos de la pasión roja y cualquier cosa que recuerde a la marca del Cavallino Rampante. No es de extrañar cuando la mayoría de los habitantes de la localidad trabajan en la fábrica. Impresionante es la gran cantidad de Ferrari que pudimos ver por las calles. Algunos de ellos circulando en filas de cuatro o cinco. También hay negocios de alquiler de Ferrari, en donde puedes realizar tu sueño de conducir uno durante quince minutos y además te graban con una cámara de vídeo que llevan incorporada los coches. El precio ronda los doscientos euros, y para mi carente de todo interés, ya que un paseo por las calles de Maranello a poca velocidad, como es lógico, no te permite sentir lo mejor de un Ferrari; la aceleración y sentir el gusanillo de la velocidad.
Justo en frente de la fábrica de los sueños se encuentra el Circuito de Fiorano, donde Ferrari prueba los fórmula 1 y sus pilotos entrenan con las nuevas evoluciones. También es el lugar donde probar los Ferrari de calle y darles el visto bueno antes de ser entregados a sus afortunados propietarios. Aunque no está permitido acceder al interior de la pista, si que es posible ver las evoluciones de los pilotos a través de las verjas que le rodean. Muchos apasionados de la marca aparcan sus coches con matrículas de todos los rincones de Europa y curiosean entre las arboledas que circundan el circuito, para posteriormente, entre una emoción incontenible, immortalizarse delante de la entrada a la fábrica. De todas formas el sonido ronco y estruendoso de los motores de los coches que prueban en la pista se puede escuchar en todos los rincones de Maranello.
Módena, ciudad ducal, prometía mucho antes de iniciar nuestro viaje por tierras italianas. La esperábamos más monumental y mucho más armónica. Pero la realidad es que nos ha defraudado un poco. Quizás no hemos sido capaces de sacar la esencia de la ciudad, pero es que, a parte del pequeño casco histórico, cuyo centro neurálgico es El Duomo (para más INRI andamiado casi en su totalidad ), coincidió con una invasión de la misma por parte de una hinchada irlandesa que ese día se enfrentaba al equipo local de fútbol. Y claro, las pancartas y banderas irlandesas invadiendo cualquier rincón de la ciudad, los atronadores cánticos y las enormes borracheras que arrastraban la mayoría no ayudaba demasiado. A parte de su aceite y vinagre balsámico, tiene algunas cosas más de cierto interés. El Palazzo Ducale posee una espectacular fachada. Ubicado en la Piazza Roma es uno de los edificios más representativos de la ciudad junto al Palazzo Comunale. Unos breves paseos por las estrechas calles del centro histórico, con unas cuantas pequeñas iglesias de los siglos XII al XVII, y una parada en la terraza de un céntrico café es lo que dio de si nuestra visita a esta ciudad. Y cómo no, también se respira en el ambiente a gasolina en la tierra del motor. Mecánicos de Ferrari, con sus impecables y relucientes monos de trabajo, regresando a su casa después de acabar con su turno de trabajo. La legendaria “Millemiglia”, la meca de los apasionados a los coches históricos (como nosotros), que para nuestra desgracia se celebra en el mes de mayo y no pudimos disfrutar. A todo esto, añadir que en los alrededores de Módena se encuentra la fábrica y museo Lamborghini, la de Maserati, De Tomaso y la del mítico fabricante italiano de motos Ducati.
El Palazzo Ducale
Escenas de Módena
Interior de la Catedral
Sala de los trofeos
Box de Ferrari