Dear America, Have you considered hosting the #Emmys here? Might make it easier for all the winners to attend. Regards, The United Kingdom— The Dowager Countess (@theLadyGrantham) agosto 26, 2014
Diga que sí, dear Violet, diga que sí.
Lo que os decía, que Moffat ha ganado un Emmy. Por esa maravilla de guión que es His Last Vow, el último de la última temporada -por ahora- de Sherlock. Mirad, mirad...
Y le entrega el premio Ella, Allison Janney, de la que hablaré después. Y se lo agradece a su productora y esposa, Sue Vertue (qué haríamos sin el tuiter de Sue Vertue, por cierto) y a su amigo del alma, esa mente cruel y brillante llamada Mark Gatiss.
Esto viene siendo un reconocimiento a una serie única, ratificado a su vez por los premios a sus dos actores, Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. Por cierto, lo del cubo de agua helada tiene muchas visiones, sobre todo ahora que se ha popularizado y, por tanto, desvirtuado, pero lo de Benedict al respecto fue enorme.
No se puede ser más grande.
Tootal, lo dicho. Que Moffat ha ganado un Emmy, y yo, como Moffatiana del Nuevo Amanecer, estoy que bailo, canto y grito de emoción. Moffat. Un Emmy. Ja.
Pero los Emmy de anoche dieron más de sí, ya lo creo. Por ejemplo, esa pedazo de actriz y señora de la que os hablaba antes, La Janney. Conocida por haber sido C. J. Cregg en The West Wing, se llevó dos premios. Uno, entregado unos días antes en una gala que no se televisa, por actriz invitada en Masters of Sex, que si no veis, no sé a qué esperáis. Porque cómo es la serie, y cómo es el papel de la Janney en ella. Qué forma de transmitir sentimientos. Qué pena que haya tenido que dejarla por ese otro papel que representa ahora mismo, que le ha valido el otro Emmy, que sí se lo dieron anoche. En Mom, una comedia graciosita, que yo empecé y dejé ahí, para mejor ocasión y que ahora voy a retomar. Claro que sí. Viva la Janney.
Y viva, faltaría más, Julianna Margulies. La Queen Julianna. Nuestra Alishia Florrick. Todos los adjetivos se quedan cortos para definir la grandeza de una serie que reúne en sí misma todos los géneros y todos los matices. Comedia clásica, procedimental de abogados, líos políticos. Todo. Y todo bien, sin estridencias, marcando los tiempos, diciendo cosas sin decirlas porque esa es la mejor forma de decir cosas en televisión. En fin. The Good Wife. La Serie.
Si os queréis reír un rato, echad un ojo a este vídeo, editado por Alberto Rey sobre el Emmy ganado por la Margulies en 2011. Muy total. Y aunque parezca exagerado, no lo es. Esos son los sentimientos de cualquier 'thegoodwifiano' de este mundo. Guapa, reina, alcaldesa perpetua. Todo.
Y hablando del tema, no se puede dejar de mencionar a la otra Diosa de Chicago, la Baranski, Christine:
Lo de siempre, ¿dónde hay que firmar para llegar a los 62 así? O, mejor dicho, ¿dónde hay que firmar para estar AHORA así?
Más cosas de los Emmy. Lena Dunham no iba mal para lo que se ha puesto otras veces, pero que tampoco hay que extrañarse, que la chica es así y muy bien que hace.
Que menos mal que no ganó Kerry Washington, porque llega a rozar un Emmy con la punta de los dedos y yo la formo.
Que cierto que Tatiana Maslany merecía estar ahí, nominada, pero que tampoco es extraño que no lo esté, con el plantel que había de actrices y con lo flojita que es su serie.
Que a ver si ahora que ya acabó el reinado de Breaking Bad, Game of Thrones puede pillar algún trozo de la tarta, que ya va tocando, por mis dragones y mis hielos os lo digo. Que ya. Supongo que como a la serie, para nuestra desgracia-fortuna aún le queda recorrido, todavía habrá tiempo de reconocer su grandeza y su importancia a nivel mundial. Que esa cara de asco profundo de Lena Haedey se merece una estatuilla dorada. Y no digamos esa maestría de Peter Dicklange.
Todo pasa, claro, porque a los americanos se les pase de una vez la obsesión enfermiza que me tienen con Downton Abbey. Que ya lo he dicho más veces, más fan que yo de los putiferios varios de las nenas Crawley, nadie en este mundo, pero elevar a los altares de la televisión mundial a un culebrón -muy caro, muy mono, muy irreal, pero culebrón- de británicos bien, pues no. O no tanto, al menos. Venga, ya pasó, americanitos míos, ya pasó...
En fin, que muy bien los Emmy este año, que muy contenta estoy. Que, no sé si os lo he dicho, pero Moffat ha ganado uno. ¿NOO? Pues eso, Moffat ha ganado un Emmy. Y Benedict otro, que le viene muy bien porque este año me lo van a nominar a los Oscar y lo va a ganar. Sí, los Oscar, ya sabéis, los Emmy del cine. Ejem.
EDITO: Que se me olvidaba, por favor. La sorpresa de la noche nos la dio Hayden Panettiere, esa muchacha cuyo nombre imposible me sale solo merced a la primera de Héroes, porque hay cosas en la vida que marcan mucho. Bueno, a lo que iba. Hayden, nuestra Juliette Barnes en Nashville, apareció luciendo bombo de embarazada. Oh, my God, las alarmas se dispararon, porque imaginaos lo difícil que sería esconder semejante protuberancia en un personaje que se pasa la serie con escasez de cubierta telar y apreturas y brillos varias rollo Terelu Campos. Muy lógico todo si eres una reina del country-business de las de verdad, no como la Taylor esa que ahora se ha vuelto cantanta pop, habrase visto.
Tootal, que susto. Pero no, porque, al parecer, han decidido incluir la preñez de la estrella en la trama de la serie. Y del susto pasamos a la histeria, porque dado como terminó el tema.... OH, MY GOD... ¡Juliette con niño!
Oh, my God, oh, my God...