Luisana Colomine.
Hace poco tuve la oportunidad de ver el documental de Carlos Oteyza “CAP dos intentos”, en el cual no se puede negar la habilidad del realizador para transformar en “heroicos” los dos gobiernos de Carlos Andrés Pérez desde la época de los “Ta’barato, dame dos” hasta el Caracazo de 1989, provocado por sus políticas antipopulares impuestas por el Fondo Monetario Internacional.El olímpico plumazo que le dio Oteyza a los cruentos eventos del 27F en su documental es un irrespeto a la historia reciente, a las más de cinco mil víctimas que hubo. Ni siquiera menciona “La Peste”, la fosa común donde se encontraron cientos de personas acribilladas, fusiladas, por la asesina PM de entonces y por las órdenes de Italo del Valle Alliegro. Eso sencillamente no existió en el film de Oteyza quien banaliza aquellos sucesos y los reseña como mero accesorio en lo que consideramos la última propaganda de la “Gran Venezuela”, cuyo final es tan novelesco como el de la propia película. Así como Estados Unidos gana la guerra de Vietnam en el cine, así es este trabajo de Carlos Oteyza: Quiere transformar en héroe a un villano.
Allí entrevistan a Moisés Naim, Ministro de Fomento de CAP, uno de los grandes responsables del Caracazo, y dice (el propio “cara e’tabla”) que el pueblo no manifestó en esos días contra ninguna de las instituciones del Estado.
Pero esta vez no nos ocuparemos de “CAP 2 Intentos”, sino de “El Comandante”, la serie sobre la vida del presidente Hugo Chávez que será transmitida por TNT y Telemundo para América Latina y Estados Unidos.
Motivan estas líneas una noticia sobre las acciones que tomó la familia del boxeador venezolano Edwin “Inca” Valero contra la cinta que llevó su vida a la gran pantalla con buenas dosis de sexo y drogas, los componentes favoritos de la industria del entretenimiento hollywoodense. La familia de “el Inca” acudió a los tribunales y logró un amparo contra la película cuyo estreno ha sido suspendido por considerar que se “menoscaba y viola el honor y la vida privada del boxeador”.
Nos preguntamos ¿por qué la familia de Hugo Chávez no ha intentado algo así con la serie El Comandante? Ya pronto se estrenará sin ningún contratiempo la obra basada en un libreto escrito nada mas y nada menos que por Moisés Naim, uno de los grandes responsables del Caracazo en 1989, ex directivo de la revista Foreign Policy, miembro de la Carnegie Endowment for International Peace, los llamados “think tank” (laboratorio de ideas con el pensamiento más influyente de los Estados Unidos); miembro de National Endowment for Democracy (NED) y creador del programa de TV “Efecto Naím” desde donde muchas veces disparó contra el líder de la revolución bolivariana.
Moisés Naim es ahora el verdugo del presidente Chávez (no pudo con él en vida, pero ahora buscará su muerte cinematográfica) y a través de la truculenta serie, lo mostrará al mundo como sólo él se lo pudo imaginar desde su racismo y discriminación ancestrales, desde su odio social, tal como se aprecia en los “trailers”: un ser amoral, bipolar y sin principios, amigo de los excesos.
Nos hemos dejado meter ese “strike” y nadie ha dicho ni hecho nada porque su creador se escuda en que es una historia de “ficción”. Y no se vale que eliminen TNT de las cableras, que para eso están los bachaqueros del entertainment y seguramente venderán los CD’s “quemaos” a precio justo.
Preparen, pues, las cotufas y dejen que “el patrón del mal” invada hogares y conciencias en horario “todo público”. Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.
@LuisanaC16