
Por Sandra Russo

La irracionalidad, el abuso, la cosificación escandalosa de seres vivos, el vaho hediondo de este brutalismo de clase, de esta gente que hace de la mentira su principal arma discursiva y presume de su incultura y de su vulgaridad, es abrazada por masas chatas y despreciadas que no difieren de las turbas que miraban como quemaban a las brujas.
Es inútil intentar seguirles el ritmo o refutarlos. Nunca, pero nunca escuchan. No hay a quién. Lo suyo no es la comunicación, sino la incomunicación.
Volviendo al documental, finalmente me bajó una ficha cuando la primera dificultad que tuvo Moisés fue convencer a los hebreos esclavizados en Egipto de que la libertad valía la pena. Ya no había recuerdos de qué significaba ser libre. Habían normalizado la esclavitud.
La segunda ficha me cayó cuando, después de varios milagros apabullantes, como las aguas del mar abriéndose a su paso, o la caída del maná para su supervivencia, Moisés se va al Sinaí para encontrarse con Dios, se demora con el temita de las tablas y cuando vuelve, encuentra a su pueblo rezándole al becerro de oro. La ficha, en realidad, bajó cuando, como castigo, Dios decide que la marcha durará cuarenta años, hasta que una nueva generación sin la experiencia de la esclavitud fuera la que llegara a la tierra prometida. Los que caminaban en el desierto estaban malogrados.

Es simple y se repetirá en todo el país: empezaron a usar la Ley Bases para pedir concursos preventivos de crisis que no existen, como en el caso de la venta de pollo, para empezar a contratar por tres o cuatro meses a otras personas por la mitad de sueldo, echar a ochenta trabajadores y presionar a otros cuatrocientos para que firmen un retiro voluntario o acepten el hachazo de salario. Aparecieron empresarios argumentando que los "verdaderos problemas del país se arreglan con una rebaja salarial".

Estamos frente a un fenómeno nuevo, sanguinario, no dialéctico, con el que es imposible cualquier tipo de diálogo. Trump dialoga. Milei, que es el vasallo chupamedias, no. Se lo pasa dicéndole "le pertenecen" (nosotros).
Ha llegado la hora de dimensionar el horror que nos rodea, de superar otra instancia de malestar entre tribus afines y obstinadas en una pelea que en este contexto no tiene sentido; advertía hace un par de años que entre los riesgos que se avecinaban uno de los peores era la fragmentación política. La ultraderecha se fragmenta pero sigue junta por supervivencia. ¿Nos tocará otra vez ser los patos de la boda porque nos partimos en cuatro? Ficha limpia salió en Diputados con apoyo peronista. El colmo de la traición, porque saben que es poner el país en manos de un poder del Estado putrefacto. De la fragmentación, de los matices, de una lógica política ilógica y de nuestras neurosis se alimenta el monstruo.
Sandra Russo
