Cual si fuera un Messi de la fiscalía, Moix alega en su defensa que todo fue cosa de su papá y que la Agencia Tributaria conoce de la existencia del chiringuito panameño y él está al corriente de sus obligaciones fiscales. Su padre fue el que creó la empresa en Panamá y después se la dejó en herencia a él y a sus hermanos. Afirma que no tiene actividad y que su única propiedad es un chalé en Madrid valorado en más de medio millón de euros. Moix desconoce las razones por las que su progenitor – catedrático e inspector de trabajo – abrió una empresa en Panamá y nos recomienda que se las preguntemos a él. Lo haríamos con sumo placer si no fuera por el pequeño inconveniente de que murió en 2011, aunque eso ahora es lo de menos.
“¿Lo último que nos quede por ver es al fiscal Anticorrupción bajo la sospecha de evadir impuestos?”
Lo que empieza a chirriar como los ejes de mi carreta es la razón por la que Moix no ha liquidado la empresa panameña en la que figura como participe. Él asegura que se debe a que los hermanos herederos no se ponen de acuerdo sobre los gastos fiscales pero parece una explicación algo forzada. En cualquier caso, es sólo su palabra y no por ser fiscal jefe Anticoprrupción tene Moix un plus de credibilidad con respecto al resto de los ciudadanos. Lo que se impone es una investigación de oficio por parte de la Agencia Tributaria que aclare si lo que dice Moix es cierto y si efectivamente la empresa no ha tenido actividad.
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Convendría también que la propia Fiscalía investigara a su responsable Anticorrupción porque, a fecha de hoy, no hay constancia de que Moix informara a la inspección del Ministerio Público de sus intereses panameños. Hay que recordar que el Estatuto de la Fiscalía es muy restrictivo con las incompatibilidades de los miembros de la carrera fiscal y ser administrador, accionista, socio o gestor de una empresa – sea española, panameña a de Papúa Nueva Guinea - está expresamente prohibido. Mientras se sustancian esas investigaciones, Moix tiene que irse a casa inmediatamente y dejar abiertas de par en par las ventanas de la fiscalía Anticorrupción para que corra el aire fresco y limpio.
“Moix tiene que irse ya a su casa y dejar abiertas las ventanas para que circule el aire fresco”El sólo hecho de haber mantenido en secreto su participación en una empresa ubicada en un paraíso fiscal le inhabilita ética y estéticamente para seguir al frente de la institución pública encargada de perseguir a los corruptos y llevarlos ante el juez. Recordemos que Moix, su jefe directo el Fiscal General del Estado y el jefe político de ambos, el ministro de Justicia, fueron reprobados hace sólo dos semanas por el Congreso de los Diputados a propósito de su actuación en el “caso Lezo”. Es el mismo Moix al que el ex presidente madrileño Ignacio González, en la cárcel por ese caso de presunta corrupción, consideró el candidato ideal para dirigir la fiscalía Anticorrupción.
Los tres, sin embargo, siguen hoy en sus cargos mientras se desploma la confianza de los ciudadanos en la Justicia. Y encima y para mayor escarnio hemos de soportar las jeremiadas del PP después de que la Audiencia Nacional le haya ordenado a Rajoy que dé la cara y deje de parapetarse detrás del plasma en el caso Gurtel, la madre y el padre de la corrupción en el PP. ¿Nos falta algo por ver? ¿Qué será lo siguiente? Hagan sus apuestas.