Molinos, aceñas, fraguas y batanes poblaron los ríos. Algunos se transformaron en fabricas de electricidad a escala local, la mayoría se encuentran abandonados y en ruina, escasísimos y anecdóticos los que se mantienen en funcionamiento.
Restaurantes y hospederías han recuperado edificios pero no su maquinaría. Las administraciones públicas terminaron por reconocer el valor del patrimonio industrial y acometieron restauraciones tan importantes como la Ceca de Segovia.
Las Tablas tuvieron un patrimonio molinero considerable. El Molino de Malimocho ha sido restaurado como buen complemento del Centro de Interpretación y delas rutas diseñadas para recorrer el parque natural.
Siempre se hecha de menos que la puesta en valor no deje ver algo del funcionamiento aunque sea con ayuda electromecánica,
Malimocho aparece ya en las Relaciones Topográficas (1578) de Felipe II. El molino tenía cinco rodeznos con sus cinco pares de piedras de molienda de cereal. La obra resistente en de buena sillería y la edificación en mampuesto.
Los cristales enseñan los cinco canales y solo uno de los rodeznos. La maquinaria es escasa pero suficiente para recrear el ambiente.
De interés son los dibujos geométricos de las piedras para favorecer con sus muescas la salida de la molienda.