por Nacho Fontaneda Gonzalez
Tenemos dos modos, el visionario y el operario, el visionario nos dice hacia dónde y por dónde ir, el operario nos pone en marcha, nos hace avanzar en la dirección señalada.
El tiempo de parada, reflexión, pensar, viene bien al visionario, para determinar el objetivo y el camino. Séneca afirmaba "Ningún viento será bueno para quien no sabe a qué puerto se encamina".
El operario sin el visionario, sin una ruta, hace como pollo sin cabeza, haciendo sin parar, sin avanzar. ¡Cuántos trabajan duro sin ir a ninguna parte! ¿Cuántas veces nos ha pasado a nosotros? Nos ponemos a hacer algo sin saber muy bien para qué.
Ahora bien, el visionario sin el operario es un soñador, alguien que construye castillos en su mente y nunca pone la primera piedra. Cuando trabajamos en equipo uno puede ser el visionario siempre y cuando otros hagan, cuando estamos con nosotros mismos tenemos las dos funciones, marcarnos el camino y andar ese camino.
Sin embargo demasiado tiempo como visionario nos atrapa, intentando vislumbrar un sendero que seguir, miramos y miramos sin conseguir ver, llegamos a la parálisis por el análisis. Hasta podemos llegar a justificar nuestro estancamiento porque no sabemos decidir hacia dónde ir.
Es como si perdidos en la montaña, desde donde estamos intentamos ver un camino y no lo conseguimos, seguimos mirando y a pesar de nuestra insistencia no encontramos respuesta. ¿Tendremos que cambiar nuestro punto de vista? Quizá debemos ponernos en marcha, subir a un alto y ver si desde allí vemos un camino (de entre los muchos que podemos tomar).
¿Llevas tiempo parado? ¿Llevas tiempo pensando que tienes que cambiar? ¿Qué tienes que hacer algo? Sigues parado porque aunque sabes que tienes que moverte no sabes hacia dónde ir. Ponte en marcha e irás haciendo camino y desde nuevos altos podrás ir decidiendo según avanzas. Decía Antonio Machado "caminante no hay camino, se hace camino al andar"
Hay que levantar la barrera de la pereza, que no nos deja ponernos en marcha; vencer la primera ley de la inercia, que dice que cuando un cuerpo está en reposo sigue en reposo si no se ejerce ninguna fuerza sobre él. Una vez en marcha aprovechar esa misma ley de la inercia para mantenernos en movimiento.
Si llevas mucho tiempo parado o parada, sabiendo que tienes que ponerte en marcha, levántate y anda, sal de tu tierra, de tu zona de confort, de tu entorno cómodo y seguro y comienza la aventura. Y si tienes claro tu objetivo, persevera para conseguirlo, no desfallezcas en los momentos malos, es una carrera de fondo, de resistencia, en la que los momentos duros se pueden también disfrutar.
Fuente https://vivirtutiempo.blogspot.com/2014/12/momento-de-hacer.html