Instántanea tomada durante la Marcha de las Antorchas del 2017
Por Laura Alonso Hernández
La Marcha de las Antorchas da cita cada año a todos los jóvenes a la Universidad de La Habana. Van llegando de a grupos, hasta tal punto que la Escalinata se convierte en un mar de estudiantes por el que es difícil transitar. Este año, además de la celebración del aniversario 164 del natalicio de José Martí, era un homenaje a ese joven eterno que fue Fidel Castro. Aquí, no faltó la alegría que caracteriza a los jóvenes, que pintan el acto con bailes, canciones y banderas. En este trabajo quise trasladarles un poco esta experiencia a través de frases, fotos y situaciones que ilustran vivencias de esta marcha:
¡Ay caballero, menos mal que los encontré! Esto está atestado de gente. Mira que bajaba y bajaba y no veía a nadie. Era un permiso por aquí, un poco de por favor por allá y hasta una mala cara (bueno, es que tenía que pasar por algún lugar y ella no se paraba).
Vamos para allá que está la gente de Bailando en Cuba. Ojalá yo pudiera hacer lo que ellos, pero niña, los pies no me acompañan.
Estos son los momentos de la Universidad que tú recuerdas. Estar juntos con tus amigos, las bromas, ¡selfie, sonríe!… ¿En qué seguía?
Nadie me va a poder decir nunca que hay una bandera más bonita que la mía. Mira como ondea, tendrá sus motivos de seguir.
Ay, ya están encendiendo las antorchas, por poco me lo pierdo. Este es mi momento preferido. La universidad inundada de un mar de luz te hace pensar en otro tiempo, en el que igual que nosotros, encendieron la escalinata para un tributo a Martí.
Poco a poco San Lázaro también se ve sumida ante el humo y el olor a petróleo de las antorchas. Entonces suena esa canción, que todavía nos hace llorar a alguno, y seguimos a un coro de voces que suenan desde todas las esquinas: Hombre, los agradecidos te acompañan.
Cada quien tiene su lugar en la marcha. Unos curiosos desde sus portales y otros que con antorchas siguen todo el recorrido hasta la Fragua Martiana, claro, cuidándose de la guata que se te cruza en el camino.
¡Llegamos! Es verdad que terminas un poco cansado porque en un solo trayecto caminas, corres porque te quedaste entretenido conversando con alguien y se te perdió tu grupo, cantas a toda voz esas canciones de siempre y te ríes de las bromas que no sabes cómo se le ocurrieron a tu amigo, pero, vale la pena.La marcha acaba cuando se llega a la Fragua. Algunos siguen caminando hasta su casa y otros se sientan en el Malecón a esperar que su ruta vuelva a funcionar y de paso, ¿por qué no jugamos a eso de las películas?
Tomado de Cubahora
Archivado en: Cuba Tagged: 28 de enero, José Martí, Marcha de las antorchas