ASALTO AL PODER: Nada más lejos, se trata de un mendigo a la carrera esperando recibir alguna moneda del mismísimo rey Jorge V en el año 1920. Probablemente nunca se sacó una fotografía que representase en una sola imagen la estructura social en forma de pirámide, la cúspide y la base más incrustada en la miseria. Ignoro si al final hubo suerte y el improvisado atleta obtuvo algún tipo de recompensa, aunque bien es sabido que los reyes nunca llevan suelto...
NADAR SOBRE EL ASFALTO: En 1920 practicar la natación en una piscina debería ser considerado como una quimera, un factor utópico a tener en cuenta en el futuro, en los mejores tiempos que estaban por venir. Por el momento, este profesor inculca la teoría de como mantenerse a flote en el líquido elemento, ignorando si en una situación real les servirá para salvar el pellejo.
TIEMPOS DE MISERIA: La gran depresión fue un periodo absolutamente miserable, de cuando una crisis era absolutamente devastadora en una población que ya sufría de su condición en momentos de bonanza económica. Ford lo retrató con suma precisión en la espléndida "Las uvas de la ira". En la imagen unos niños "disfrutan" de la comida de navidad, coles y rábanos, a años luz de los excesos culinarios de nuestros días, en la que alimentos de más alto rango acaban en la basura.
EL PRIMER PORTATIL: Momento de 1956. Una carretilla elevadora carga con un disco duro, el primero inventado por IBM que pesaba más de una tonelada. Su capacidad, apenas 5 megas, contrastaba con su elevado precio, unos 50.000 dólares de la época.
PIONEROS DEL FÚTBOL: Aunque esta foto aparece en algunas páginas como el primer partido oficial entre el Barcelona y el Real Madrid, en realidad corresponde a la final de la Copa del Rey, disputada el día 3 de febrero de 1929 en Mestalla, entre el Español y el Real Madrid y que terminó proclamando a los periquitos como campeones al derrotar por 2 a 1 a los blancos. Fue conocido como el partido del agua y la razón es más que obvia, tal y como se ofrece en esta imagen, a mucha distancia de las alfombras verdes, casi perfectas, de los campos de fútbol de élite del presente. En aquella competición se presentaron equipos que suenan a tiempos pretéritos, el CD Europa, el Club Extremeño, el Iberia SC, el CD Alfonso XIII, el Patria Aragón. Ignoro si alguno de ellos habrá sobrevivido a nuestros días.
CONCIENCIA EMPRESARIAL: Durante la ya referida depresión, algunas madres desarrollaron su ingenio de supervivencia y vestían a sus hijos utilizando la tela de los sacos de harina. Las envasadoras de este producto de alimentación tuvieron la espléndida idea de utilizar estampados en la fabricación de sus sacos, para dotarlos de un aspecto más digno y apropiado para su destino final.
CUESTIÓN DE CLASES: No se puede ilustrar de forma más eficiente la diferencia entre clases en esta foto, un fiel testimonio del efecto sobre la indumentaria, una frontera simbólica y estética que va más allá de la simple pose. Una imagen como esta me recuerda a la película "Callejón sin salida" de William Wyler en donde unos chicos de la calle, los conocidos como “Dead End Kids”, se toman su particular venganza sobre un niño rico.
AL PIE DEL CAÑÓN: Un policía hace, de forma estoica, guardia delante de una farmacia durante las inundaciones en la ciudad de Ontario en 1974 a fin de evitar posibles saqueos. Su pose inalterable le convierten en una figura hierática, un profesional de una eficiencia ciertamente notable.
NIÑOS DE LA GUERRA: Chumy Chúmez escribió un libro, que en su día fue muy célebre, titulado "Yo fui feliz en la guerra", en donde narraba, con su peculiar estilo, los avatares de las contiendas bélicas y la posibilidades de los niños en un marco caótico. A pesar de que el escenario de una guerra ofrece muchas posibilidades para digamos cierta diversión infantil, lo cierto es que los bombardeos sobre la población a partir de la la contienda civil en España y después en la Segunda Guerra Mundial, provocaron infinidad de tragedias en las que las víctimas más frágiles, los niños, sufrieron penurias inimaginables. La foto ilustra el desamparo infantil, una niña abraza a su muñeca sobre los escombros de un Londres bombardeado en 1940.