Ubico canciones a instantes; instantes del pasado y también instantes que todavía no han acontecido (o que no acontecerán jamás). De ese modo, ésta canción es LA CANCIÓN, es MI canción, es la canción que suena en mi baile de graduación imaginario, llevo un vestido rosa (o turquesa, según el gusto) y una flor en la muñeca, y entonces, bailamos Forever young de Alphaville y caen globos del techo del gimnasio del instituto. Supongo que si fuera ese tipo de chica que sueña con su boda, probablemente, mi primer baile sería con Forever young, pero no te lo sé decir.
Hace un par de veranos -creo, tal vez más?- volviendo de fiesta nos encontramos a un chico a las 6 de la mañana en la puerta del Apple Store que hacía Santa Coloma/Plaça de Catalunya en bicicleta (era un chico muy atlético) y viceversa, para ir a trabajar. Estábamos sentadas en las escalinatas del Apple Store de Catalunya y el chico nos enseñó vídeos de gatitos con su móvil (???) y nos contó dónde trabajaba, y que a esa hora salía de currar, y que había vivido en el raval. Si la vida real fuera una película, alguna nos hubiéramos reencontrado con ese chico y nuestra vida se hubiera tornado asquerosamente feliz y llena de purpurina de colores, pero no es así. La vida nunca sale como nosotros la planeamos. Nos pasamos un tiempo pensando en cómo será nuestro futuro, y cuando ese futuro es nuestro presente, nos ponemos tristes, nos damos cuenta de que nada ha pasado como lo planeamos. Para éste 2015 he pensado algo: No más planear futuros inciertos, no más pensar tanto en los demás, pararme a respirar, pararme a respirar y velar por mí misma. Basta de ser tan impulsiva y tan borde, y quizás así, mi mundo sea un lugar un poquito menos hostil.
Estoy convencida de que las personas tienen que detenerse y no pensar tanto en el futuro, un futuro que puede resultar frustrante y horrible, porque después, nada sale como lo planeamos. No quiero aferrarme a recuerdos o a falsas esperanzas, me gustaría pensar que está todo bien, y que estoy manejando mi vida: Ahora sí. Me gustaría pensar que tengo fuerza para agarrar el timón y manejarla yo sola. No quiero volver a ser esa chica, no quiero sentirme débil ni tampoco estúpida. Los humanos necesitamos tropezarnos nosotros mismos con las piedras y caernos, no nos sirven las experiencias del resto para saber lo que NO hemos de hacer, tenemos que llegar y pifiarla nosotros también, porque a nadie nos importa que nos cuenten que tal cosa está mal/lo que sea, porque la vamos a hacer, y tropezaremos, y la gente nos dirá: Ves? Te lo dije, te dije que ibas a caerte, y tú pensarás: Me lo dijo, pero tenía que intentarlo. Y yo te lo digo: Ya ves, tenía que intentarlo.
Quiero creer que todavía puedo correr por la calle a las 2 de la madrugada y chillar lo que me dan los pulmones mientras reímos de forma nerviosa, quiero creer que todavía puedo bailar hasta que se enciendan las luces, quiero creer, que todavía tengo mucho tiempo para hacer todas éstas cosas y que no me importe. Quiero creer que todavía puedo seguir comiendo patatas fritas de la churrería de Marina a las 6 de la mañana mientras espero el tren en el andén de Clot, quiero creer que todavía nos falta mucho camino por recorrer, pero que todavía seguimos siendo nosotros.