Difícil de olvidar la visión que se nos abrió ante nuestros ojos a medida que el Eurodam se iba acercando a la bocana del puerto de Mónaco. Un enjambre de torres y edificaciones de todo tipo copando el más mínimo espacio disponible, espectadores de hormigón y cristal dispuestos como en un anfiteatro, cuyo escenario era el puerto de Mónaco, y el actor principal nuestro querido Eurodam. Después de El Vaticano, es el estado independiente más pequeño de Europa, y está situado en la costa mediterránea de Francia, a muy poca distancia de la frontera italiana. Una vez que curioseamos desde las cubiertas más altas del Eurodam los inmensos yates del puerto y los diferentes barrios del Principado, nos dispusimos a desembarcar e iniciar nuestra exploración de la ciudad. Porque por muy pequeño que sea el principado, éste consta de cuatro barrios, o distritos que es más fino, principales. La ciudad de Mónaco está en un promontorio rocoso que domina la costa. El Palacio es el hogar de la familia Grimaldi, la casa gobernante más antigua de Europa. La Condamine es la zona que rodea al Puerto; Monte Carlo es el principal lugar de negocios y entretenimientos varios; mientras que Fontvieille es una zona residencial.
Desembarcamos por la mañana y lo primero que quisimos hacer fue dirigirnos al corazón de la ciudad donde se encuentra Monaco-Ville, con la bonita Place du Palais que alberga el grandioso palacio perteneciente a la familia Grimaldi. Pero antes fuimos dando un pequeño paseo a orillas del Mar Mediterráneo en busca de los ascensores que nos subirían hasta la misma puerta del museo oceanográfico. Erigido sobre uno de los acantilados, este edificio se alza imponente frente al Mediterráneo. La historia de los Grimaldi, llena de lujo y con tragedias, infidelidades, divorcios... añade un toque diferente a Mónaco y ayuda a mantener el glamour de la ciudad, junto a la inestimable ayuda de ser un paraíso fiscal en pleno corazón de Europa.
Mónaco es una ciudad muy fácil de explorar debido a su compacto tamaño. El centro de Mónaco está lleno de calles comerciales y lugares para sentarse a comer o tomar algún refrigerio, aunque los precios no son especialmente asequibles. Monaco-Ville, como dije antes, se encuentra más arriba, y alberga el Palais du Prince y el conjunto de edificaciones con más encanto de toda la ciudad. Las vistas son estupendas desde este mirador natural. Desde las torres de apartamentos levantadas caóticamente de Monte Carlo hasta las pequeñas y estrechas calles de la parte más antigua de la ciudad. En la otra parte de Monaco-Ville se encuentra el Port de Fontvieille, lugar de ocio y emplazamiento de algunos de los museos de Mónaco, mientras que hacia el nordeste se encuentra el famosísimo Casino de Monte Carlo. Dedicamos toda la mañana a esta zona del Principado, callejeando por las turísticas calles, dedicando un tiempo al museo oeanográfico para acabar en la Catedral de Mónaco, donde a parte de contemplar su arquitectura, también es centro de atracción las tumbas de Raniero y de Grace Kelly.
Después de un merecido descanso para almorzar, y una vez recuperadas las fuerzas, tomamos el barco-bus que por un euro te cruza al otro lado del puerto y te deja a los pies del famoso Casino de Monte Carlo, y justo delante de la salida del túnel que pasa por debajo del Palacio de Congresos que tantas veces habremos visto en el gran premio de Mónaco F1. Y llegamos al casino, un recargado y pomposo edificio del siglo XIX, con bastante encanto y lleno de sudorosos turistas con chanclas y camisetas de tirantes que, como han pasado por caja que es lo único importante en Mónaco, le dan un contraste cuanto menos curioso a las salas de juegos, donde se mezclan con jugadores de ruleta elegantemente vestidos. En la misma plaza se encuentra el lujosísimo Hotel de París, que expone en su exterior sin recato la valiosa colección de coches de lujo de sus afamados clientes, y que hacen las delicias de los paseantes.
En Mónaco es muy complicado encontrar un solar sin edificar
Las estrechas calles de Mónaco-Ville
El imponente edificio del Museo Oceanográfico
La concurrida Place des Armes
Cruzando el puerto a bordo del barco-bus Fiesta de la revista Elle a bordo de un yate. Cámaras, fotógrafos, famoseo, alfombra roja....