Revista Insólito

Monasterio de Santa María

Publicado el 14 mayo 2021 por Monpalentina @FFroi

Creo que nunca nos cansamos de repetir historias donde se describen los momentos de esos lugares que ahora nos aproximan a la tierra que amamos. Peridis se agarró a una frase que justifica la lucha para recuperar un monasterio: "Hasta una ruina puede ser una esperanza" y la hizo suya, y de los escombros en los que aparecía sumida a últimos del pasado siglo, se le lleva a la vida, como bien soñó Unamuno en un tiempo difícil.

Monasterio de Santa María
Han pasado cuarenta y cuatro años y, sin concebirlo ni imaginarlo, he tenido la ocasión de caminar por su interior, de mirar hacia sus patios, incluso de ver escenificada la vida de personajes que pasaron por allí en otros siglos, cuando la tierra era, a lo sumo, las cuatro paredes de aquel recinto, un pueblo que iba creciendo a pocos metros y las noticias que llegaban de batallas libradas fuera...
Cuando ves aquello en movimiento, el alojamiento en marcha, que hay vida en extramuros y te lo confirman el centenar de bellas imágenes que lo descubren por dentro y por fuera, es como si todo estuviera en orden, como si todo ocupara su lugar, incluso ves la expresión de los forasteros que ya intuyen la necesidad de volver otro día, para seguir llenando su cuerpo de sensaciones maravillosas, a medida que se adentran en el entorno de nuestro maravilloso románico.
Pero hay que felicitarse no solo por lo que vemos, también porque el monasterio ha servido para dar formación y empleo a cientos de jóvenes. Su mantenimiento en la actualidad emula un poco aquella luz que iluminó a los primeros pobladores, cuando los monasterios eran centros donde se apoyaban los pueblos del contorno. Uno de los pilares es el patrimonio, lo que ahora mismo nos sitúa en un lugar digno. El paisaje es la llave. Y finalmente, las personas son quienes mantienen con su presencia y complicidad estos pueblos del norte.
Me imagino a Peridis cuando viene de visita y vuelve a verse niño entre los esqueletos de aquella nave que se hundía y cómo el destino le tenía encomendado, en un tic de esperanza, devolver al edificio y al pueblo que lo mira el esplendor de antaño.
Monasterio de Santa María

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