Revista Comunicación

'Mongolia', la vuelta del periodismo crítico

Publicado el 21 mayo 2012 por Ruta42 @ruta42

Una caña en Mongolia

Mongolia al completo (a excepción de Jaume). Fotos: Doc Pastor.

“Chicos, que esto está grabando”. “El agua es para mí”. ¿Quién pidió café? No, yo no quiero café”. “Estos argentinos no entienden un carajo”. “Bueno, vamos a atender a este hombre”. “No, si yo con esto ya tengo el artículo”. Risas generales, compañerismo y muy buen ambiente. Todo esto sirve para definir a las cabezas pensantes tras la Revista Mongolia. ¿Sus nombres? Rapa Carballo, Gonzalo Boye, El Niño Rodríguez, Jaume y Darío Adanti.

 

¿Cómo surge la idea?

Bueno, surgir no surge, todavía no tenemos ninguna idea.

¡Ah! Estupendo.

Tenemos el proyecto, no la idea. Si tuviésemos la idea es que la habíamos pensado. Realmente todo vino desde hace un año, más o menos, nos parecía que faltaba algo, una vía de escape. Al principio tampoco teníamos muy claro si queríamos un fanzine o una revista, pero nos pusimos a ello y trabajando ha salido algo.

Todo vino de dos locos simpáticos, a los que se unieron dos locos curiosos y le dimos forma empresarial, nos marcamos una fecha para salir y ahí estamos.

¿Y porqué Mongolia?

Por muchas razones. La principal es que ellos nos metieron en este lío. España está en la ONU gracias a Mongolia.

En parte es una declaración.

Creemos realmente que estamos perdiendo libertades individuales, nos parecía que hacer una revista pero que el humor tuviera algo de batalla. Empezó queriendo ser algo satírico, fue definiéndose casi en algo de resistencia.

Es una forma de protesta.

Sí, claro que sí. Protesta con denuncia. De hecho el humor que se respira en Mongolia es muy ácido, muy crítico e inconformista, es un humor que dice cosas.

Todos venimos de medios y pensamos que se ha llegado a un punto malo con la corrección política. Qué puedes decir y qué no, a quién puedes tocar y a quién no.

En tu caso concreto, Darío, siempre ha sido un humor amplio y con pocas restricciones.

Sí, pero las he tenido. Siempre he sido un toca pelotas, pero cada vez más restringido. Simplemente es que no me sale otra cosa. Por eso al final de la revista hay un espacio para noticias reales, cosas que no publican los medios por pactos, intereses editoriales o por lo que sea… Nosotros lo incluimos, no por ser suicidas, es que no venimos solo a hacer reír y tenemos más cosas que contar.

¿Y no teméis las represalias?

Perdón, chicos, hay una pregunta importante.

Nosotros somos Mongolia, moveremos el campamento a otro sitio y seguiremos entregando la publicación en las casas. De hecho, esperamos que haya represalias, y por eso uno de nosotros es un abogado y que ha lidiado con toros muy fuertes.

También está el que somos periodistas, humorista, director de gabinete y un abogado, que no tiene sentido del humor. La protección legal nos la da el Estado de Derecho, si funciona, y si no lo hace nos iremos a otro sitio.

Entonces, ¿realmente existe la opción de mover el campamento?

Sí, esto es algo que hemos hablado muy seriamente. Hay que tener un plan B, una manera de solicitar asilo político y poder seguir con todo. Que puede parecer que venimos con la polla fuera, pero no es así.

No tenéis idea de qué queréis hacer, pero sí muy claro qué no queréis hacer.

Lo que no queremos es lo que tenemos, igual que los casados.

¿Y qué no queréis?

No queremos un Estado que nos mienta, que reprima las formas de expresión, que exista ese nivel de desigualdad en la calle, que vayan en un coche oficial mientras a los currantes se les sube un 33% la tarifa del Metro. Al mismo tiempo estamos dispuesto a reírnos de nuestras propias desgracias, es lo que nos diferencia de la gente que se lo toma muy en serio.

¿Y si alguien os dice que intentáis hacer apología y política?

Somos una revista política. Desnaturalizar el humor del periodismo de la política, es una de las peores cosas que está pasando en el mundo. Debería empatizarse con la polis, con la gente, pero lo que hacen muchos políticos son sus asuntos propios, y no tendría que ser así.

Lucharemos con tinta contra los bandoleros y farsantes.

Pues sí que lo tenéis claro, a pesar de que parece que estamos en el camarote de los Hermanos Marx.

Darío que parece Groucho. El resto íbamos a afeitarnos, pero no nos ha dado tiempo.

¿No teméis que os hagan la comparativa con El Jueves?

Sí bueno, pero es un monográfico. Son una cabecera muy importante, pero nosotros lo que hacemos es un anti periódico, cogemos las noticias y le damos la vuelta. En esta lucha, cubriéndonos las espaldas llegaremos más lejos.

¿Y porqué el formato de periódico? Es un momento en que muchos están cerrando.

Ante la crisis hay tantos que cierran, que sobre papel de periódico y nos salía más barato hacerlo así. Hay una larga tradición de esta fórmula, no somos los primeros.

La idea es durar todo lo posible ¿no?

Haremos las cosas poco a poco, nos hemos planteado un año. Si nos cuadran los números, pues otro, obviamente lo que queremos es seguir. Creemos que nuestro modelo es perfectamente sostenible en el tiempo y, además, muy rentable.

Apostando por el papel, cuando parece que todo el mundo se empeña en que ha muerto.

Sí pero nosotros creemos que nuestro producto va destinado a gente formada, que sigue teniendo cultura de papel y además le gusta. Se toman el desayuno con papel de la mano. Además nos hemos vuelto muy frívolos con esto, se ha renunciado a algo que te daba ingresos por otra cosa que no los está dando, nos parece que la frivolidad de los medios no es nuestro tema y que es un modelo que sigue teniendo sentido.

Tú vete a los dueños del New York Times y diles que está muriendo el papel, o a los del The Washington Post, lo mismo te preguntan dónde y que allí no es así. Por supuesto hay espacio para todo, también para las nuevas formas, ¿porqué no?

Con todo, la conquista de la publicidad no es nuestro negocio, solo vamos por venta.

Y suscripción.

Sí, venta y suscripción. Estamos esperando a ver el retorno del primer número, pero será muy poco. Del segundo hicimos 30 000 y hemos tenido que sacar más. Además de poder comprarlo por Ipad, es un complementario del papel. Nosotros estamos teniendo una serie de suscriptores en el extranjero, a los que el tablet les va bien y hay que contar con eso.

Lo malo es que en estos temas entras en cuestiones de monopolio. Apple nos ha estado examinando con lupa un mes, y solo nos pueden comprar los mayores de 16. Por lo visto hay blasfemias y humor vulgar.

Un poco salvaje sí es.

La palabra salvaje la entendería, ¿pero qué lenguaje es ese? No podemos permitir que el que vendas o no lo imponga un tío, que te evalúen y según eso se decida. De tacharte de blasfemia a no dejarte vender, es un paso muy fino.

Pero habéis tenido muy buena aceptación, ¿os ha sorprendido?

Tenemos un plan de negocio bastante conservador, pensábamos que del primer número debíamos vender 1000 ejemplares, y 1500 del siguiente, ahora vamos camino de tener esa cantidad de suscriptores. No queremos un modelo de empresa de esos de querer crecer y crecer, ¿qué es eso? Eso lleva al apocalipsis. Se puede hacer, pero dentro de unos límites, que no se te vaya de las manos y necesites una gran infraestructura.

Siempre manteniendo la independencia, saber que vamos a controlar nosotros el producto.

¿Si viniera un grupo importante y os quisiera comprar?

No pueden, no tienen la situación financiera en España para hacerlo. Ahora mismo somos el único grupo de comunicación del país que no tiene deudas, Prisa debe 3700 millones de euros, ¿nos compraría si no puede pagar a sus empleados?

Estuvimos pensando en comprarlo nosotros, pero hay demasiados zombies dentro.

Pero no, es coña, no estamos a la venta. Queremos vivir de esto y no estamos mal encaminados.

¿Qué pasa con El Jueves y Darío Adanti?

Ya no estoy allí, desde el verano pasado, por la venta de la revista a RBA. Se perdió un poco la cosa familiar que había, no es una crítica, pero es así. Es una cabecera muy importante, que creo que está buscando el cómo se reposiciona. Me parece natural y lógico que dejaran de contar conmigo ya que mi humor no pega allí, de hecho llevaba doce años esperando que pasara, y no entendía porqué me publicaban a mí.

Entre cabeceras que siguen dejando libertad tenemos que apoyarnos.

Otros intentos anteriores al vuestro han fracasado, ¿porqué pudo ser?

Muchas de las revistas que aparecieron intentaron hacer lo mismo que El Jueves, y no puedes competir con una cabecera que es histórica, que tiene tanto detrás. Competir con eso es absurdo. Hay que buscar qué puedas hacer tú y ver si gusta a la gente. No puede ser el mismo formato que ellos.

Aquí pretendemos vivir de esto, así que hemos empezado la casa por los cimientos y la terminaremos por el tejado. No puedes crear una empresa en que la infraestructura se te coma vivo. También ayudan las circunstancias políticas, estamos en un momento en que no hay prensa crítica.

¿Y porqué no la hay?

Está todo en manos de los bancos, están endeudados, El Mundo también. Público ha desaparecido. En la calle se ve el cabreo, pero se notan las mentiras y el peloteo. Buscamos un sector concreto, que quizá otros intentos no tuvieron y contamos con la situación social actual.

Cuando estuvimos vendiendo en la Feria del libro se nos agotó todo. La gente venía como loca, parecía que casi nos daban las gracias por haber salido.

Hay una necesidad real de esto.

Las únicas noticias realmente libres y de interés, son las que están en el mañana, lo que sale está distorsionado por estar endeudados, además de ser grupos económicos, bancos y todo con sus intereses. El hueco en el mercado es bestial, alguien lo iba a hacer, de repente con el cierre de Público se abre una autopista, no hay más.

Creo que con esto último está todo dicho. Muchas gracias y mucha suerte en Mongolia.

Una caña en Mongolia

Darío Adanti.

(Gracias a Vicente Sánchez, por la sugerencia de algunas preguntas).

Una caña en Mongolia

Doc Pastor

 


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