Fecha del viaje: Septiembre 2015 La modesta cabaña de la Ider Guest House, muestra vistas espectaculares del lago, junto al Parque Nacional Khövsgöl. En la cabaña hay una estufa de leña pero cuando se apaga a media noche, nos despertamos del frio incluso durmiendo con cuatro edredones. Así que la volvemos a encender.
Es un sueño poder haber llegado hasta aquí. Con suerte pudimos reservar el último vuelo desde Ulan Bator hasta Morón, desde ahí 2 horas más de conducción hasta Khatgal, a unos 800 kilómetros de la capital.
Frente a nosotros pastan los ganados de yaks a sus anchas y otros disfrutan del agua. También vemos algún que otro caballo.
Después de asearnos y haber desayunado al estilo mongol paseamos hacia el puerto del lago donde hay varios barcos atracados. Entre ellos se encuentra el famoso Sükhbaatar, el ferry que en los meses de verano recorre durante hora y media el lago, pero como no es posible navegar en él por ser fuera de temporada, podemos visitarlo.
Nos dirigimos de nuevo hacia la cabaña porque nos vienen a buscar para dar un paseo en caballo de unas 3 horas y media. Nunca me habían entregado un papel con instrucciones sobre seguridad para montar a caballo. Parece ser que los caballos mongoles son muy sensibles y hay que tomar alguna precaución.
Cuando hemos visto llegar a los hombres con sus deel y sus caballos, nos ha causado impresión.Se organizan para que montemos pero me siento rechazada por el caballo que me ofrecen, no le he gustado parece ser. Así que monto en el otro caballo que accede sin problemas. Vaya con los caballos, tienen visión selectiva. Son como las personas. Será cuestión de portarme bien y no hacer demasiado ruido no vaya a ser que me lance a un barranco.
Empezamos la caminata en plan relajado, acompañados también de nuestro guía que va con su caballo canturreando y nosotros siguiéndole detrás.
Pasamos por cabañas y gers por un bosque de abetos y después por una explanada preciosa con un paisaje inmenso. El lago Khövsgöl se encuentra geográficamente en Mongolia pero perfectamente el paisaje podría ser de la Siberia, pues se adentra en ella en forma de lengua.
Parece ser que a mi caballo le asusta el ruido de mi cámara o cualquier gesto que haga con mi chaqueta cortavientos, así que cuando se asusta, hace un ademán brusco en forma de zigzag, por lo que saco la cámara lo menos posible para no molestarlo. Son caballos mansos y ante el silencio de la naturaleza, al menor ruido se espantan.
Volvemos a ver el lago y mi caballo al ver el agua, sale disparado trotando hacia el mismo para beber. Por un momento pienso que voy a salir lanzada al agua al pararse en seco, pero no. Aprovechan también para comer por el camino algún que otro hierbajo.
Subimos a una cima de montaña donde se encuentra una estupa desde donde divisamos Hatgal, es un precioso rincón.
Como llevamos más de tres horas, bajamos y volvemos andando paseando con nuestros caballos a pie, así estiramos un poco las piernas. Tenemos una media hora caminando hasta nuestro destino.
Mi caballo se arrima junto a mí caminando y al susurrarle parece ser que me entiende y le gusta...