“Mariano Rajoy dice que no (hay riesgo de que haya un atentado como en Francia), que España es tolerante con las ideas de los otros. No acabamos de tener la prueba definitiva de esto que dice Mariano Rajoy si tenemos en cuenta que los conflictos políticos, los conflictos que enfrentan proyectos diferentes, a veces acaban en los juzgados y no en las urnas. Las instituciones -todas, las de aquí y las de allí- lo que han de hacer es exigirse en todos los frentes que, cuando hay enfrentamientos ideológicos, se resuelvan con diálogo, con políticas de integración, no con violencia, ni física pero tampoco verbal. Ni endureciendo los códigos penales o planteándose la pena de muerte, ni llevando a los juzgados los problemas políticos, ni imponiendo coerciones, ni reinventando leyes que se convierten en leyes mordaza. Aquí, por tanto, también tenemos deberes por hacer“.
Considerada una de las mejores periodistas en Cataluña, defiende una extraña forma de saltarse la ley democráticamente. La respuesta a la avispada entrevistadora, es bien sencilla: Existen unas reglas de juego que no pueden, ni deben, modificarse a la mitad de la partida. Si defiende una Cataluña independiente, la Constitución establece unos mecanismos para que esto sea posible, utilícelos; y en el caso de que no cuente con la suficiente fuerza política no tenga vd. la hipocresía de atribuir a la ausencia de democracia esa imposibilidad de alcanzar sus objetivos. Por una razón muy sencilla, porque lo que ha hecho en ese editorial de la mañana que se reproduce en la etrada de hoy, es simple y llanamente un ejercicio de hipocresía política intolerable.