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LAS FERIAS Y FIESTAS DE LOS PUEBLOS
Muy mal se le tiene que dar a un español para que durante los meses de Julio, Agosto y Septiembre, no acabe, aunque sea por casualidad, en las ferias y fiestas de verano de un pueblo…Bueno, yo más bien diría que en esas fechas quien no tenga unas fiestas de pueblo a las que ir puede considerarse un marginado social, porque como en los pueblos son así, no te preocupes si no tienes pueblo al que ir de fiestas, basta que conozcas a alguien que tenga un pueblo con fiestas, es decir, todos los pueblos de España, que gracias a su hospitalidad, la invitación está asegurada. Y es que en esas fechas no hay pueblo que se precie que no duplique o triplique su población, gracias al sonido de la feria y sus “caballitos”, a las reuniones de las peñas, a las “vaquillas” y encierros, los encuentros con familiares y amigos, y porque no decirlo, las fiestas prolongadas hasta el desayuno del día siguiente, bebidas alcohólicas hasta para desayunar, y cinco días de fiesta que sientan muy bien a cualquiera, porque una vez al año no hace daño.
Cuando te vas de vacaciones a las ferias y fiestas de un pueblo, esas son las típicas vacaciones de las que necesitas otras vacaciones para recuperarte de ellas. Básicamente se resumirán en comer todo tipo de comida que no baje ni por asomo de las mil quinientas calorías por ración, beber hasta dejar el hígado pidiendo una baja por estrés, correr delante de animales salvajes con cuernos, bien sea en la “vaquilla” que sueltan a los “mozos” del pueblo por las mañanas… Cuando más borrachos están para que sea más divertido, o bien corriendo encierros, que ahí ya puedes ver a dos tipos de corredores, el profesional: despierto, despejado y calentando antes de correr delante de los toros, y el amateur: medio dormido, con mala cara y caliente…Caliente de alcohol hasta las orejas, que cómo le acerques un mechero cuando bosteza, explota…Luego que si los pobres animales son muy bravos y están resabiados, y por eso envisten a los corredores…Con corredores en esas condiciones, en las condiciones que te proporcionan cualquier ferias y fiestas de pueblo, el toro o la “vaquilla” hasta con los ojos cerrados y de espaldas enviste a uno de ellos.
Otra cosa en la que también se basan las fiestas de pueblo es en las “Peñas”, grupos de amigos o asociaciones, que básicamente lo que hacen es que la gente haga todo lo anterior, pero en grupo, es decir, a la “vaquilla”… En grupo y así se dan apoyo moral unos a otros, a emborracharse…En grupo que si se emborracha uno sólo parece más borracho aún, a comer…En grupo y así practicamos eso tan español de vamos a “asar” o a hacer una paella…Que a cuarenta grados a las sombra en pleno mes de Agosto lo que más apetece es eso, ponerse a hacer una paella para doscientas cincuenta personas…Que con el calor que hace no hace ni falta que la pongas al fuego, la sacas al sol y ella sola se va haciendo. Estás peñas normalmente se suelen distinguir por una vestimenta en común, o al menos llevan un pañuelo atado al cuello todos igual, esto lo hacen para distinguirse del resto y diferenciar su grupo. Lo más gracioso, es que al final entre la hospitalidad de los pueblos y los cinco litros de sangría, allí acaban todos mezclados y da totalmente igual a la peña que pertenezca. Pero bueno, como uniforme para las fiestas está muy bien, así no tienes que pensar que ponerte cada día porque tienes tu “traje de peña”, esto a los tíos les da igual, pero creedme que a las tías nos hace un gran favor.
Siguiendo con el tema de la vestimenta, a mí hay una cosa que me hace mucha gracia, da igual a que pueblo vayas, en cualquier parte de España, desde el norte hasta el sur, del este al oeste, que todas, todas las peñas de todas, todas las fiestas y sino la fiesta en sí misma, se distingue de las demás por el pañuelito atado al cuello que la identifica. Es pieza indispensable de cualquier uniforme de ferias y fiestas en cualquier parte de la geografía española. Hay gente que se pone el pañuelo el primer día que empiezan las fiestas y hasta el último no se lo quita. Justamente lo contrario que ocurre con el sentido común, que se va cuando llega el pañuelito y vuelve cuando el pañuelo se va…Debe ser que no se llevan bien…Parece que ponernos ese pañuelo es como cuando en las tiendas ponen el cartel de cerrado por vacaciones, es como un indicativo de: Estoy de vacaciones, concretamente en las fiestas de mi pueblo y mis neuronas están de fiestas y vacaciones conmigo, así que no me pidas grandes esfuerzos hasta que no me lo quite…Y hayan pasado los tres días correspondientes de resaca. Es un pañuelo que te da la inmunidad diplomática suficiente para disfrutar de las ferias y fiestas de tu pueblo como te venga dando la gana.
En las fiestas de su pueblo, todo el mundo, o casi todo el mundo se lo pasa bien, son días en los que se para el tiempo, no anda el reloj, y lo digo en el buen sentido, haces un “Kit-Kat” en tu vida, y cuando acaban las fiestas ya si ves que eso, en la medida en la que te vayas recuperando, te vuelves a subir al mundo y le preguntas por donde va y que es lo que te has perdido. Son unos días, en los que dentro de la fiesta en general, todo vale, puedes bailar hasta el amanecer, llegar a tu casa a las once de la mañana del día siguiente, pasarte cinco días seguidos sin parar disfrutando de acá para allá, beber, comer, saltar, reír, en definitiva, desmelenarte y vivir las cosas que el resto de año no nos permite hacer nuestra vida formalmente cuadriculada. En esas fiestas todo se perdona, el beber de más, el comer de más, el saltar de más, el reír de más, ….Porque en esas fiesta lo que básicamente está permitido, es vivir y ser feliz…De más…El resto puede esperar a que se acaben las ferias y fiestas y nos quitemos el pañuelo.
P.D.: Yo no digo nada, pero algún que otro psicólogo debería a empezar a recomendarlas como terapia anti-estrés….ahí lo dejo.
P.D.: Si te gusta la lectura puedes leernos también en: http://www.puntorojolibros.com/todas/Ironias-de-la-vida.htm