"Una vez que un químico está incorporado en la lista, el fabricante tiene un año para etiquetar el producto como causante de cáncer", dijo Sam Delson, de la Oficina de Evaluación de Riesgos Ambientales de la Salud del estado de California, en los EE.UU.
El fabricante al que se refiere es Monsanto. El producto es el herbicida Roundup, estrella de la compañía, compuesto a base de glifosato. La lista, que es pública, es la que elabora la Oficina mencionada detallando los químicos cancerígenos.
En una decisión firme tomada el pasado 10 de marzo, la jueza Kristi Culver Kapetan encontró que Monsanto no tenía ninguna razón suficiente para sostener su negativa -interpuesta en los tribunales, de allí la decisión de la jueza- a lucir en los envases del producto una etiqueta que avise sobre su riesgo como producto cancerígeno.
La empresa se lamentó por la disminución en las ventas que traería aparejado el uso de la etiqueta. Sin embargo, ha tenido suerte: aun no se ha prohibido definitivamente su uso.
Sin dudas, un pequeño paso para la justicia pero un gran salto para la salud pública.