Monterrei y Verín son dos pueblos del sureste de Ourense, al límite con Portugal. Lo que destaca de Monterrei es su maravilloso castillo, de entrada gratuita.
Este recinto está formado por murallas, torres defensivas, un palacio y una iglesia. Está declarado Monumento Histórico Natural desde 1931. Los Reyes Católicos crearon el condado de Monterrei en el s.XV y gracias a esto vive un período de esplendor, que lo convierte en centro de la cultura renacentista gallega y se instala aquí la primera imprenta de Galicia en 1944, gracias a la que se publicó el primer libro gallego, el Misal Auriense.
El palacio de los condes es de estilo renacentista y data de finales del s. XVI. Acoge una exposición sobre el Camino de Santiago y el patrimonio cultural da la zona. Unida al palacio, se encuentra la Torre de las Damas, del s. XII-XIV.
También encontramos en el recinto, la iglesia de Santa María de Gracia, de finales del S.XIII y la Torre del Homenaje, a la que se puede subir. La mandó construír el conde Don Sancho en 1482 y tiene 22,5 metros de altura.
A unos metros del castillo se encuentra el Parador de Turismo.
En esta zona hay muchos viñedos con sus respectivas bodegas, productores de la denominación de origen de Monterrei. Muchas de ellas se pueden visitar, la mayoría gratis y con una pequeña degustación. Cerca del castillo se encuentra la bodega del diseñador Roberto Verino, la única en la que te cobran por entrar. Ahí lo dejo.
En Verín, aparte del vino, también se pueden disfrutar de buenas aguas, ya que hay varios manantiales. Los más conocidos los de Sousa y Cabreiroá.
Verín forma con la portuguesa Chaves, la eurociudad del Agua. Tiene un casco histórico bastante bonito y también puedes disfrutar de varias rutas de senderismo.
La aldea de Couso Galán es una antigua aldea que llevaba varios años abandonada hasta que un señor que pasaba por allí tuvo la idea de comprarla y restaurarla por completo para dedicarla al turismo rural. Nosotros no estuvimos alojados en ella, pero nos habían hablado muy bien de este sitio y puesto que apenas teníamos que desviarnos de nuestra ruta original, decidimos acercarnos a verla. Lo que vimos nos gustó mucho y no tenemos dudas de que algún día volveremos para disfrutarla como se merece.
Ya de vuelta en casa y en la provincia de Pontevedra, paramos a ver los Pendellos de Agolada. Los Pendellos datan del s. XVI y son unos "alpendres" en donde se realizaban las ferias. Es algo bastante curioso porque creo que no hay muchos recintos de esa época que se conserven. Han sido restaurados en los últimos años y aquí os dejo una página en dónde os explican muy bien qué son y para qué sirvían.