Fueron solo cuatro días, pero lo sentimos como “un viaje dentro de otro viaje”. La causa: el auto, la carpa y el paisaje.
Nosotros con el “anfiteatro” de fondo.
Cada vez que estamos en un país pensamos que sería muy bueno poder hacer alguna parte del trayecto en un vehículo que nos de movilidad propia. Así como viajar con las mochilas al hombro, en buses locales y a dedo tiene sus cosas positivas y negativas, también las tiene el hecho de viajar en un vehículo propio. Entre una de las más positivas que le encontramos es la libertad de movimiento que te da ser el dueño del volante (ya me lo podrán confirmar todos los viajeros que andan dando vueltas por América con alguna combi, limusina o cualquier otro vehículo). Por eso, cada vez que estamos en algún viaje “largo” nos dan ganas de alquilar un auto. En general, suele ser algo que excede nuestro presupuesto y por eso lo descartamos inmediatamente. Pero si el auto te lo prestan, todo cambia. Y eso fue lo que nos pasó en Durban.
Herman, el cura colombiano que nos alojó, tuvo que viajar a Roma y no sólo nos dejó su casa sino también su auto. Así que decidimos recorrer durante cinco días los montes Drakensberg en una nueva modalidad: arriba de las cuatro ruedas. Pero para hacerlo completo, también nos prestó una carpa y las bolsas de dormir, ya que nosotros no trajimos nada de eso en este viaje.
Montañas dragón
Drakensberg significa “montañas del dragón”, en africáans, pero los zulúes los conocían como Ukhahlamba, que quiere decir “barrera de lanzas”. Los montes están formados por varias cadenas montañosas que se extienden en forma de arco rodeando por el este a Lesotho. Lesotho es un pequeño país cuya frontera limita en su totalidad con Sudáfrica. Es como si en la Argentina, la provincia de Tucumán fuera un país.
Para visitar los Drakensberg se suele dividir la zona en los montes del sur, del centro y del norte. Cada una tiene su localidad central, desde donde parten los senderos y excursiones, y sus particularidades que los hacen especiales.
Camino a los Drakensberg, por el sur.
Nuestra primera parada fue en el sur, en la zona de Underberg, una pequeña localidad que sirve principalmente para abastecer a los campings, paradores, hoteles, cabañas y poblaciones de los alrededores. Las actividades que más se realizan en esta zona son trekings por senderos, escalada y cabalgatas. Muchos lugares organizan excursiones de dos o tres días a caballo por las montañas. En algunas de ellas se incluye uno o dos días en Lesotho, donde dicen que los paisajes son ideales para cabalgar.
Nosotros nos alojamos en Khotso Horse Trails, un especie de backpacker a cargo de Lulu, una chica mexicana, y su novio Steve, quien nació en una población cercana y conoce el lugar mejor que nadie. Ellos organizan estas excursiones y realizan varios proyectos sociales con los niños de los poblados cercanos. Fue una lástima que por motivos de tiempo no hayamos podido presentarnos en las escuelas rurales de la zona, ya que es uno de los lugares donde más nos gusta ir.
Como el tiempo no nos acompañó sólo nos dedicamos a caminar por algunos senderos cercanos al hostel y a descansar mirando el verde intenso. La neblina le dio a la caminata un aire especial.
En el centro, pinturas rupestres
La principal atracción de los montes centrales son las pinturas rupestres de los san y las vistas del Cathedral Peak. En la zona, se denomina san a los bosquimanos, es decir, a los grupos de cazadores-recolectores que hablan las lenguas que se caracterizan por incorporar chasquidos.
En el norte, el anfiteatro
En el norte, los Drackensberg presentan una formación conocida como el Anfiteatro: una enorme pared de unos 8 km de largo sobre la que, en época de lluvias, se forman algunas cascadas. Llegamos sin saber bien dónde íbamos a poner la carpa y creo que encontramos el mejor lugar. El camping y hotel Hlalanathi tiene la zona de acampada en uno de los mejores lugares para observar el paisaje. Además, cuanta con todos los servicios necesarios para que no te falte nada. El sur de África, en general, y Sudáfrica, en particular, se caracteriza por presentar una muy buena infraestructura para camping, que vale la pena aprovechar, sobre todo si se cuenta con uno de esos vehículos con todo incorporado, desde la carpa en el techo, hasta la heladera en el interior.
La vista desde la carpa en tres fotos.
Después de 4 años de no armar una carpa, volvimos a hacerlo. No quedó tan mal… a pesar de ser mucho más grande de la que estábamos acostumbrados a armar…
Si se quiere ver el anfiteatro de cerca es necesario ir hasta el Parque Nacional Royal Natal. Allí se pueden recorrer algunos senderos y acampar.
Camino al Parque Royal Natal.
Información útil
Para llegar a los Drakensberg es necesario tomar la ruta nacional N3, que une Johannesburgo con Durban y desviarse donde indican los carteles. Para ir desde los montes del sur a los del norte es necesario salir a la N3 nuevamente, salvo que se cuente con una buena 4×4 y con un mapa actualizado de los caminos.
La entrada al Parque Nacional Royal Natal es de 30 rands por día por persona (11 rands son 1 euro y 8,60 rands son 1 dólar).
No existe una época del año que sea la mejor para ir, ya que los paisajes son hermosos durante las cuatro estaciones. Es necesario saber que en invierno hay nieve y heladas y que durante todo el año es común que nos sorprenda una tormenta. A nosotros nos pasó.
Nos despedimos con un mensaje que nos dejaron estos cinco días por las montañas…
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