Cristobal Montoro, merecería apellidarse Colón, porque cada día hace un nuevo descubrimiento. Casi todos relacionados con la economía, pero mira por donde hoy ha ido más lejos y veo que ha asegurado que “España no está para experimentos y a diferencia del Reino Unido aquí no queremos más que dos partidos”.
Naturalmente, como ocurre cuando habla de su especialidad, en esto también se equivoca. Y siendo grave que no sea certero lo que dice, a mí lo más grave que me parece es el desparpajo con el que lo dice: El turnismo entre PP y PSOE es “sano” para el país. En España se ha consolidado un bipartidismo impuesto por la razón de la realidad”, y se queda extasiado, que hay que ver la foto que reproduzco, que es de Público.
Es lógico, un tío capaz de soltar tal pensamiento como el que no dice nada, tiene que sentir un orgasmo dialéctico de armas tomar. Pobre hombre es tan fácil conseguir la felicidad con tanta gilipollez que no va a renunciar a ella.
Porque el Señor Montoro no dice nada de que esos dos grandes partidos, que lo son, copan poco más del 80% y que en la mayoría de los casos necesitan de otros partidos, de esos llamados pequeños, para aprobar sus propuestas.
Como tampoco dice, este pepero, que les va muy bien la ley electoral tramposa en la que siempre salen sobrerrepresentados, a costa de otros partidos pequeños de implantación estatal como IU.
Y no dice estas cosas, porque, como le ocurre cuando habla de economía, es un hombre superficial que difícilmente es capaz de traspasar la primera capa de la cebolla. Porque si no, se callaría y no diría majaderías que se pueden volver en su contra. Y es que está despreciando la soberanía nacional en aras de un deseo personal y, por otro lado, se olvida de un principio democrático tan importante como el de: una persona, un voto. Porque le encanta el abuso de la alternancia, que le permite pillar cacho, por encima de los valores democráticos.
Lo que ocurre, y aquí le traiciona el inconsciente, es que este tipo habla de dos partidos porque quiere parecer políticamente correcto, ya que lo que le pide el cuerpo es que en este país, como ocurrió durante tantos años, hubiera sólo un partido, una forma de pensar. Esa es su situación ideal. En ella estaría como pez en el agua, y él de superministro totalitario. Su ilusión.
Salud y República