Cuando tenía 15 años, mi mamá me insistió para que viera una película de unos comediantes británicos que tenía escenas que, en su momento, la habían hecho reír mucho. El problema era que, si bien ella recordaba el momento humorístico en particular, no recordaba el nombre del film, y al parecer este grupo de cómicos tenía bastantes en su filmografía, así que como para probar suerte conseguí uno de ellas al azar. Así fue como terminé viendo Life of Brian que, hoy lo sé, es una de las comedias de culto más famosas del mundo, y así fue también como conocí a los Monty Python.
Formados a fines de los años ‘60, los Python surgieron en medio de una época de cambio para la Inglaterra de la post guerra, una época en la que empezó a dejarse de lado la amargura y la vida “en blanco y negro” que había persistido hasta ese momento. De repente, algunos empezaban a burlarse de la reina y del Primer Ministro. Las cosas estaban cambiando, y este grupo de cómicos, con su humor irreverente y novedoso para la época, ayudó, a su manera, a impulsar algo de ese cambio. Las mentes brillantes detrás del nombre Monty Python fueron seis: John Cleese, Eric Idle, Graham Chapman, Michael Palin, Terry Jones y Terry Gilliam (el único Python no británico), casi todos graduados en las universidades de Oxford y Cambridge y con experiencia previa en programas cómicos.
Si bien hoy a los Python se los recuerda por las tres películas que los hicieron extremadamente populares entre fines de los ’70 y principios de los ‘80 (Monty Python and the Holy Grial, Life of Brian y The Meaning of Life), para conocer sus orígenes hay que remontarse a varios años atrás, más específicamente a 1969 y a una serie televisiva. Dicho programa se llamó Monty Python’s Flying Circus, fue emitido por la BBC desde 1969 a 1974 y, sin lugar a dudas, revolucionó el mundo de la comedia y les cambió el sentido del humor a unas cuantas miles de personas, incluidos muchos que, como yo, los descubrimos un largo tiempo después. Y es que el humor de los Python tiene cierta atemporalidad, una que hace que, a pesar del paso de las décadas, mucha gente se siga riendo con su humor híper absurdo, y esto los hace grandes, muy grandes.
¿Pero de qué trataba la serie? De sketches. Sketches de una diversidad impresionante y de un humor surreal que cruzaba todos los límites. Ver un capítulo de Monty Python’s Flying Circus significaba prepararse para lo inesperado, para ver cualquier cosa, porque en un momento podías estar viendo a Hitler haciendo campaña política en Inglaterra escudado bajo el “sospechoso” seudónimo de Hilter, al siguiente una carrera de bicicletas con Pablo Picasso como gran protagonista, y después a La Inquisición Española apareciendo de improvisto en cualquier escenario. Además, cada episodio incluía animaciones creadas especialmente por Terry Gilliam, el único miembro del grupo que casi no aparecía como actor pero que, con su arte, continuaba la línea de humor absolutamente bizarro del programa.
Admito que no todos los episodios de las cuatro temporadas fueron igualmente graciosos (en mi opinión, la última temporada, que significó la partida del gran John Cleese de la serie, no está al nivel de las primeras) y también creo que algunos pueden provocar más risa que otros según el humor en que uno mismo se encuentre en ese momento, pero de cualquier manera el programa en general era grandioso y original. Significó algo nunca visto hasta ese momento que revolucionó la forma de hacer humor y también sorprendió con su actitud provocativa y políticamente incorrecta que hasta llegó a asustar a la BBC, que en vano intentaba cambiar el programa de día y horario para evitar niveles altos de audiencia. Además, algo que a mí en particular me encantaba de esta serie era la gran cantidad de elementos culturales e históricos que introducían en muchos de sus sketches: se metían con los mundos de la literatura, la pintura y la filosofía, y hasta eran capaces de jugar con personajes y hechos históricos (¡Atila el Huno llegó a tener su propia sitcom!). Por supuesto, nada de esto hubiera sido posible de no ser por cada uno de los seis Python, que no sólo aportaron todas las ideas para crear un humor novedoso e inteligente que no caía en lo burdo y que rompía con muchas de las estructuras de la comedia existentes hasta ese momento, sino que también contribuyeron con sus grandes dotes actorales, ya que con una facilidad sorprendente se metían en la piel de personajes de la más diversa índole para crear situaciones totalmente diferentes entre sí.
Soy consciente de que (lamentablemente) no a todo el mundo le gusta o entiende este tipo de humor, por lo que probablemente algunos no estén de acuerdo con lo que voy a decir, pero… sí, para mí los Monty Python son los más grandes de la comedia. Seis tipos que, con buenas ideas, cambiaron toda una forma de hacer reír y que influenciaron a una infinidad de comediantes actuales que, por suerte, tomaron su posta y hoy también nos divierten. Es simple: si adoran el humor inglés absurdo y surreal y, más aún, si les gustaron las películas de este enorme grupo cómico, Monty Python’s Flying Circus es una serie obligatoria.
Long live the Pythons! Acá dejo tres de mis sketches favoritos para que, los que ya los conocen, se vuelvan a reír, y para que los que nunca oyeron hablar de ellos se den una idea de de qué va la cosa:
El chiste más gracioso del mundo
Foro Mundial
Fútbol de filósofos (no apareció en la serie, pero es tan genial que tenía que incluirlo)
Título original: Monty Python’s Flying Circus
País: Reino Unido
Años de emisión: 1969 – 1974
Cadena: BBC
Creadores: John Cleese, Terry Gilliam, Graham Chapman, Eric Idle, Terry Jones, Michael Palin
Número de temporadas: 4
Cantidad de episodios: 46