Es la cuarta película en las labores de director de George Clooney: Buenas noches, y buena suerte, Ella es el partido, Los idus de marzo y esta Monuments men. Ninguna de las tres anteriores he tenido aún el gusto de ver -por lo que no hablaré nada de ellas-, pero por lo que sé de otros espacios divulgativos, sobre todo, con Buenas noches, y buena suerte y Los idus de marzo, es que Clooney no lo hizo nada mal. Cosa que con su cuarto largometraje sí que pasa -es muy evidente-. Antes de continuar, decir que: Monuments men es aburrida y sosa hasta límites somniferantes. Con una interesantísima historia real en la que basarse, The Monumens men, de Robert M. Esdel. Libro que es su portada dice: la fascinante aventura de los guerreros del arte que impidieron el expolio cultural de los nazis. Y un elenco actoral que, muchos quisieran tener para sus películas, George Clooney desaprovecha todo de lo que dispone y nos ofrece un producto patriota sin fundamento ni dirección -hacia ningún lugar-.
Monuments Men se centra en un insólito batallón de la Segunda Guerra Mundial (Bill Murray, Matt Daemon, John Goodman, Bob Balabon, Jean Dujardin...) al que Franklin D. Roosevelt encomienda la tarea de adentrarse en Alemania para recuperar las obras de arte sustraídas por el ejército nazi y retornarlas a sus legítimos propietarios. Era una misión imposible: con las obras de arte confinadas detrás de las líneas enemigas y las órdenes del ejército alemán de destruirlo absolutamente todo en cuanto el Reich cayera, ¿cómo aspiraban estos hombres -siete directores de museos, conservadores e historiadores de arte, más familiarizados todos ellos con Miguel Ángel que con el fusil M1- poder conseguir su objetivo?
Salvaguardarían tesoros artísticos y algunos de los mayores logros de la humanidad hechos a lo largo de la historia -la terrible pesambre que se puede llegar a tomar pensando en lo sucedido-, pero ni Clooney dirigiendo, ni el guión de éste y de Grant Heslov, como tampoco el fascinante equipo de monuments para hacer historia a nivel mundial, saben arrancar, contar y finalizar lo que podría haber sido y no fue. Perdidos entre tanto soldado, kilómetros de minas e incontables obras, la película se desarrolla sin que en ningún momento de ella te veas cómodo o familiarizado con algunas de las parejas que los propios actores forman, o con una historia donde la única sal, es la existente en las cuevas donde se guardaban dichas obras de arte.
Estoy seguro que verla en versión doblada es mucha la culpa de que no me haya gustado. Creo sinceramente, que no ya por no escuchar las voces de estos grandísimos actores sea toda la culpa de no haberme simpatizado, sino porque no tienen de dónde tirar para mostrar sus dotes interpretativos y humorísticos. No hay nada que leer, no hay nada que interpretar. Sólo se dedican a poner gestos en sus caras, a pasear por la Alemania nazi -y otros países-, y a salir corriendo posteriormente de allí.
Momuments men carece de estructura narrativa y de una dirección mínimamente adecuada. Ambos campos fallan nada más empezar, y la película por muchos chistes graciosos o situaciones socarronas que quieran enseñarnos -que no las hay-, no consigue ni despegar, estrellándose estrepitosamente contra La Virgen con el Niño, de Miguel Ángel.