Revista Cine

Moonrise Kingdom

Publicado el 18 junio 2012 por Sidhe @leanansid
Moonrise KingdomCuando empiece la función vas a visitar una isla en la que tus sueños, tus recuerdos y pequeñas fracciones de la realidad de tu etapa de preadolescente se han materializado y perduran. ¿Qué vas a encontrar en ella?. Eso parece que ha querido plantearse Wes Anderson, tras salir airoso de sus tropelias animadas.
Valiéndose de sus propias vivencias (y esta vez con la colaboración al 50% en el guión  de Roman Coppola) esta vez nos lleva a 1965, a una pequeña isla imaginaria de Nueva Inglaterra (New Peance) en la que la realidad y la fantasía se mezclan creando la obra más tierna y romántica del  abanderado de lo hipster y lo retro en el séptimo arte.
Abramos el telón y disfrutemos de esta obra de relaciones disfuncionales (abstenerse los que huyan de recordar la infancia y los que oír Wes Anderson les provoque un extraño estado de locura transitoria) en la que se cuentan los tres días anteriores a las torrenciales (y ficticias) lluvias de New Peance.
Nuestro protagonista es Sam, un chaval huérfano (un harrypotter con rigor) y dentro de su campamento de verano su rutina se reduce a ser un boyscout reservado con escasas habilidades sociales, que apenas se comunica  lo que ha creado recelos y antipatías con el resto de compañeros.
Sin dar explicación alguna se escapa dejando una nota y va al encuentro de Suzy, una bella pero excéntrica niña de la que está profundamente enamorado.
Moonrise Kingdom
Juntos, con los libros, el tocadiscos pórtatil y el gatito de ella y con las nociones de supervivencia de él, dejan la realidad mundana y  se embarcan en una aventura con el objetivo de estar juntos en una idílica playa y alcanzar la felicidad. 
En este punto empieza un cuento sobre todo aquello que en nuestra preadolescencia hubiesemos querido tener. En el caso de Sam unos padres, carisma,  amigos y amor. Un amor eterno, único y especial que perdurara y le quisiese tal y como es. Alguien que no le juzgara por ser diferente y tosco y que pudiese mitigar su tristeza. Y esa es Suzy (Lara Hayward, A star is born, ya lo veréis) una jovencita arisca y temperamental que se refugia en sus libros y en la música.
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Juntos trazan su huida a pesar de la oposición de los adultos, compuestos por los padres de ella  interpretados por Bill Murray y Frances McDomand (pareja de abogados astiada a todos los niveles)  y un acertado Bruce Willis (el tercero en discordia) que ha pillado el truquillo de los personajes tan poco convencionales de Anderson.
Si hablamos de más puntos fuertes, no hay que pasar por alto la fotografía mostaza y de colores ocres con mucha película con grano para dar ese aire sesentero ultraretro marca de la casa. Los decorados con unas curiosas maquetas y llamativos dioramas  valen su peso en oro, como el vestuario y todos los detalles que llevan los personajes.
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Otra cosa que no iba a fallar era la banda sonora, firmada por Alexandre Desplat que junto con varias piezas de Leonard Bernestein y varias obras del maravilloso Benjamin Britten (al que los publicistas no tardarán en dinamitar su recomendable Guía de orquesta para jóvenes) componen una de las bandas sonoras más originales del año (y si habéis tenido contacto directo con algún instrumento desde vuestra infancia, seguro que os encantará).
Moonrise Kingdom
Como podéis intuir a Roswell y a mi nos ha encantado. Con ocho wasabis exploradores y el trailer finalizamos esta humilde reseña. 
Por cierto el cartel que hemos puesto pertenece  Laura Perm-Jardin, si se quieren deleitar, que no digan que no avisamos.
Estimados lectores wasaberos, nos vemos en el prado y si no llegan tarde, hagan lo posible por cuidar su Moonrise Kingdom.
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