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Decía Chimo Bayo hace unos días, en relación a la presentación de su libro ‘No iba a salir y me lie’, que “quien no haya desfasado no es de fiar” (público.es). No sé si al desfase se le puede considerar la medida capaz de calibrar la confianza en una persona. Ahí tenemos el desfase de días pasados en la sede del PSOE y lo poco de fiar que eran quienes cortaron el bacalao en esa movida, como diría el propio Bayo. O lo poco de fiar que son la mayoría de los que celebran botando como locos los votos que les mantienen en el poder o se lo otorgan con abstenciones calculadas y vergonzosas (cuando el adversario celebra tu decisión, una de dos, o estás jodido o es tu amigo; y en cualquier caso estás jodido). Y aunque con varias envestiduras de retraso y una hora de menos, jamás me fiaría de un tipo que ha desfasado lo innombrable, rodeado de ladrones y anteponiendo los intereses del poder y del dinero al interés general del ciudadano, y a pesar de ello vuelve a ser presidente por la Gracia del PSOE, en cuya ejecutiva ha encontrado una mayoría más amplia de grupies que entre sus votantes.
No, no creo que fuera ese el desfase al que Chimo Bayo se refería. El desfase al que se refiere era indebido y divertido, alegre y trasnochador. Nada que ver con los desfases traidores, interesados y peligrosos para el conjunto de una sociedad a los que la casta política nos tiene acostumbrados. Son lo que son, alta suciedad. Cuidado con ellos, que muerden con la boca cerrada y abierta. ‘Cave canen'.
Porque si el desfase en los días de la ‘Ruta del bacalao’ fue perjudicial para la salud de alguno (pasarse de frenada es lo que tiene), lo fue para él, para nadie más. Sin embargo, el desfase en la política sí perjudica seriamente la salud…la salud de todos sin excepción, no solo la de quien desfasa; y eso es lo que nos espera de nuevo, más de lo mismo. Otra vez.
Así están las cosas, como cabía esperar. Y el ‘No es no’, que se ha repetido tantas veces y sonaba como un ‘yes we can’ a la española, se ha quedado en un sumiso, traicionero y lacónico ‘No es sí’. Un ‘no es no’ que no debía ser solo un no a Rajoy. También un ‘no es no’ a más recortes, que nos vienen. Un ‘no es no’ a seguir robando. Un ‘no es no’ a estar por encima de la ley. Un ‘no es no’ a la prepotencia. Un ‘no es no’ a la injusticia. Un ‘no es no’ a las falsas apariencias. Un ‘no es no’ a la mentira… Un ‘no es no’, sí, pero a todo, incluido Rajoy.
El problema es que al final todo es eso: apariencia, epidermis, envoltorio. Nada más que postura y ningún interés por el ciudadano… Y pensar que con tantos días que tenían por delante no se les haya ocurrido largarse de puente y dejarnos en paz por un tiempo... Hay que joderse con el día de la marmota. Otra vez en las mismas. Otra vez igual.
Esta receta es para todos ellos, para sus engaños y sus falsas apariencias: Morcillas No es sí, las morcillas mentirosas. Mienten porque no son morcillas; o sí, según se mire (siguiendo un razonamiento Rajoyniano, donde no es no, si no sería sí; o tal vez no, vaya usted a saber). Son morcillas embusteras (como tantos que pululan por la política), porque no son ni de sangre ni de Burgos; eso sí, son de arroz, pero con alubias. Morcillas, pero veganas. No es sí ¿o no es no?... Morcillas o no, lo que te aseguro es que no decepcionarán a nadie, que ya es bastante, porque están tan deliciosas como las auténticas, pero sin impostar, porque lo valen por sí mismas. Y eso, en los días que corren, ya tiene mucho, pero que mucho mérito.
Que las disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 400 g de alubias negras cocidas.
- 250 g de arroz redondo cocido.
- 3 cebollas tiernas.
- 2 dientes de ajo.
- 50-60 g de pan rallado.
- 1 cucharada de pimentón dulce DO de la Vera.
- 1 cucharada de pimentón picante DO de la Vera.
- Aceite de oliva virgen para sofreír.
- 4 hojas de alga nori.
- Agua y sal.
ELABORACIÓN
- Una vez cocidas y escurridas de su agua, pasamos por la batidora las alubias hasta obtener un puré. Debe quedar con una consistencia adecuada para poder formar con él y el resto de los ingredientes un rulo posteriormente (si ves que queda algo seco, añádele un poco de agua de la cocción).
- Picamos muy menudo las cebollas y los ajos y las sofreímos. Escurrimos bien del aceite y reservamos.
- En un bol, mezclamos muy bien el puré de alubias con las cebollas y los ajos fritos, el pimentón y el pan rallado. Debe quedar una masa homogénea con todos los ingredientes bien integrados.
- Cocemos el arroz y lo integramos en la masa que hemos elaborado, mezclándolo todo muy bien para que se reparta perfectamente en la misma. Dejamos enfriar y formamos con la masa rulos aproximadamente de 15 cm de largo por 4-5 cm de diámetro (vamos, más o menos el tamaño de una morcilla de burgos tradicional).
- Cogemos las hojas de alga nori y las pasamos por la sartén para tostarlas un poco. Envolvemos cada uno de los rulos con la hoja de forma que quede perfectamente cubierta como si fuera su piel y las dejamos reposar unas horas.
- Emplatado: corta las ‘morcillas’ en trozos de unos dos dedos de grosor y pásalas por la sartén, con unas gotas de aceite, para que queden doradas, calientes y un puntito crujiente. Sirve a continuación.
Espectacular, económico y deliciosas. A repetir y disfrutar.
NOTA
Puedes prescindir del pimentón picante en caso de no gustarte; o añadirle ½ cucharada sólo. En cualquier caso, añade más del dulce. Sin embargo, el punto picante, característico de la morcilla de burgos, no lo tendrá.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Mal salvaje. Espanto.Para la degustación: Serpiente dorada. Dengue Dengue Dengue.
VINO RECOMENDADO
Encanto, tinto roble. DO Bierzo.
DÓNDE COMER
Te da exactamente igual, te lo aseguro; porque donde las pongas (mesa de interior o de exterior, de fiesta o de diario, en la intimidad de la pareja o en medio del barullo de los amigos) vas a dejar al personal alucinado…sin excepción. Dan el pego total.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Ensalzar las virtudes del plato y hacerte el interesante y duro cuando te pidan la receta, estas recetas son un bocado tan ligero que no hace falta más que gimnasia de lengua para quemar la escasa energía que nos aportan.