Revista Cine
Director: Luke Scott
Me encontré con "Morgan" y recordé de inmediato que es de uno de los hijos de Ridley Scott, el que se llama Luke (que no es nada jovencito, miren que tiene casi cincuenta años). También recordé que no le ha ido muy bien que digamos, quizás por ello (francamente, ¿quién le hace caso a la crítica?) me picó la curiosidad y la vi. En efecto, "Morgan" no es para nada una mala película, aunque dudo que vaya a volarle la cabeza al espectador; sin embargo, como modesta (en intenciones, porque el presupuesto...) película de intrigas tecnológico-humanas con su buena dosis de acción es bastante efectiva y se deja ver la mar de bien. A mí me ha gustado y se las recomiendo. ¡Ey, no se vayan!, todavía hay un par de cositas que decir después del salto...
Claro, no tendrá la complejidad y fascinación de "Ex Machina", pero es que "Morgan" transita otros derroteros bien distintos: más que una reflexión sobre la humanidad, su inteligencia y consciencia, las manifestaciones de personalidad y la esencia de nuestro valor como especie, el conflicto que Luke Scott desarrolla de manera sencilla pero concentrada y concisa es la solución de un problema, en este caso, que Morgan, una forma de vida artificial dotada de autoconsciencia y emociones, ha atacado a uno de los varios científicos que estudian su comportamiento (entre otras cosas), poniendo en peligro la investigación y, más aún, la inversión de los magnates que financian la misma, pues al fin y al cabo, Morgan pertenece a una línea de productos que pretenden ser lanzados al mercado, y si éstos andan por ahí atacando civiles (con resultados potencialmente fatales), imaginen las demandas y las posteriores pérdidas económicas que sufrirían los de la compañía. Con esto en mente, una fantástica e implacable Kate Mara llega al elegante campamento de los científicos (como la mansión de Oscar Isaac en "Ex Machina", pero en versión comuna... más o menos) a evaluar si la tal Morgan es viable como producto, o si es mejor desecharla y comenzar de nuevo. Ésta es la premisa, así que no me vengan con que los llené de spoilers o cosas así. Más allá de la aclaración, todo el tema de si los sentimientos de Morgan son reales o "humanos" es un simple valor agregado, interesante y todo, pero un ingrediente extra al fin y al cabo, pues el pilar fundamental del relato es el procedimiento: estudiar a los científicos, a la tal Morgan, etc.; determinar un curso de acción, ejecutarlo: Kate Mara tiene un trabajo que hacer, y vaya que lo hace bien... ¿qué?, ¿no ven la letal determinación de su rostro?
En menos de noventa minutos se lleva a cabo, con notable seguridad y buena mano (el relato avanza con fluidez y manteniendo un ritmo constante tanto para las escenas más pausadas como para aquéllas en donde la gente se debe ensuciar las manos), una historia que quizás no sea original (intereses artísticos/científicos/autorales contra el mandato divino de los maestros del dinero) pero que sí aprovecha con creces sus agregados para armar un conjunto coherente y autónomo. Y es que si tienen a una chica de armas tomar, un perpetuo e incómodo clima de desconfianza y un montón de científicos estúpidos que dejan de lado el pensamiento racional para ahogarse en sus emociones (¿dónde quedó eso de analizar los resultados, de que una falla no es el final sino una nueva posibilidad para avanzar?, ¿por qué lo tiene que decir un vago como yo?), entonces tengan claro que verán una película que funciona tal como se lo propone y plantea en un inicio. Por último, una cosa es tener pocos minutos y otra es tener una importancia absolutamente inútil, y me refiero al divertido rol de Paul Giamatti en contraposición a la inentendible presencia de Jennifer Jason Leigh. La protagonista de "The VVitch" es Morgan (curioso rostro el suyo), y bueno, ya he dicho que la usualmente sosa Kate Mara es la sorprendente protagonista. En serio, he quedado medio enamorado de Kate, y eso que me gusta más su hermana Rooney.
"Morgan", o los resultados de la estupidez versus la eficacia. Recomendada total, después de todo, ¿a quién no le gusta ver la estupidez siendo masacrada por su propio peso?