Revista Conciertos
Segunda visita de Morgan a Catalunya en apenas un par de meses -en enero pisaron las tablas del Jamboree de Plaça Reial-. En esta orilla del Ebro todavía no han adquirido el mismo estatus que en su Madrid natal, dónde, convertidos en un pequeño fenómeno -llámalo “hype” si eres mezquino-,acaban de colgar el cartel de “sold out” en todo un Joy Eslava, pero su labor de amor también empieza a dar sus frutos por aquí. Todo a base de boca-oreja (su debut, “North”, es un trabajo autoeditado), lograron congregar a un buen número de fieles/curiosos en Salamandra (o al menos supieron retener al público de Joana Serrat, quien actuó en primera instancia).
El secreto de su éxito es evidente. Morgan conjuga a la perfección dos elementos clave: por una parte, cuenta con el factor Carolina “Nina” de Juan, que embelesa con su preciosa voz y su delicadeza Soul/R&B, lo que garantiza la atención de un target generalista -esposas, suegras, cuñados… ya me entendéis- ; paralelamente, la robustez, empaque y zarpa que otorgan a su música Alejandro Ovejero -bajo-, Ekain Elorza -batería, también miembro de Dinero-, David Schulthess -teclista, ausente en la velada- y, especialmente, Paco López -guitarra- provocan que la parroquia rockera también pueda abrazar su propuesta y encima sin la molesta sensación del “guilty pleasure” recorriendo el espinazo.
En su show de l’Hospitalet desplegaron todo lo apuntado. Desgranando “North”, Nina sentó cátedra a base de cuerdas vocales, emanando fragilidad en números espirituales como “Home” o “Volver” -y de paso silenciando al sector charlatán de la audiencia- o poder en la noventera “Goodbye”, la gospeliana “Praying” o la netamente sureña “Sometimes”, según requería la ocasión. Encima, la candidez emanada en sus speech entre tema y tema provoca que el enamoramiento sea todavía mayor. La banda, como mandan los cánones, con una base netamente classic rock, dota al conjunto del músculo necesario para que la experiencia en directo erice el vello a aquellos recelosos de la pulcritud de su propuesta en estudio. La disposición escénica sería su único talón de Aquiles. Con Nina anclada a su teclado en el flanco derecho -como se agradecieron sus bailecitos en “Thank You”- y Paco y Alejandro ocupando el margen izquierdo, en el centro del escenario se genera un extraño vacío. Allí falta alguien. Como diría cierto redactor de esta casa, parecía como si un misterioso campo magnético impidiese ocupar esa área y, de paso, el contacto físico entre la vocalista y sus compañeros. En fin, paparruchas que no empañaron un recital excelente.
El fin de fiesta con una deliciosa versión de “The Night They Drove Old Dixie Down” de The Band -demostrando que sus influencias son las correctas- y la novedosa “Marry You”, cuyo imparable crescendo sirvió como presentación de banda y cierre, con la posterior algarabía del respetable, confirmaron que ésta, sólo que su management sea mínimamente hábil, habrá sido una de las últimas ocasiones para ver a Morgan en pequeño formato. El mainstream les espera.