La esperanza rota. El crecimiento trunco. Otra familia destrozada. Inseguridad y desempleo, dos flagelos que agobian a los jóvenes argentinos, se combinan para hacer un combo trágico.
Daiana Ayelén García. Fuente: Facebook.
Daiana Ayelén García tenía 19 años. Buscaba trabajo y pensó que su oportunidad había llegado cuando fue convocada a una entrevista en el barrio porteño de Palermo. Era su segunda entrevista, hacía 10 días se había encontrado con la “empresa” que conoció a través de Facebook.
Desapareció el viernes. Tres días después un cuerpo apareció en un descampado a varios kilómetros del lugar a donde se dirigía, dentro de una bolsa arpillera y con una media en la boca.
Daiana y su mamá se habían tatuado una misma frase: “juntas por la eternidad”. La mañana del lunes, cuando apareció el cuerpo en Lavallol, tres familias fueron llamadas a declarar. El tatuaje fue la señal más clara para identificarla.
El cuerpo de Daiana estaba semidesnudo, pero no aún se comprobó el abuso sexual. ¿Fue premeditado o fue algo que se les escapó de las manos? Con tantos rastros digitales ¿se hará justicia?
No es la primera vez que hay un caso así en el país. En 2013 Araceli Ramos, también de 19 años, fue a una entrevista y apareció muerta. La oferta era por unos 4.000 pesos (menos de 450 Euros), en la casa de una mujer mayor que hasta ahora está desaparecida. En aquel momento las miradas dirigían a un prefecto que ya estaba sospechado por otro crimen. Hoy Walter Vinader está detenido, y paradójicamente, asegura que esto es así sólo por la presión mediática.
Otra vez la inseguridad y la desocupación crean un combo trágico en un país donde casi un millón de jóvenes no estudia ni trabaja.