Ya tengo Moro en mi poder. Como siempre, la sensación de enfrentarte a la nueva criatura es extraña, vibrante, excitante. Huele como deben oler los libros recién paridos. Tiene 286 páginas, y el tacto es más o menos flexible, se adapta bien a las manos. La ergonomía libresca es importante. No soporto los libros de pasta dura que parecen como tablas. Lucen bien en los sitios públicos y en las piscinas, pero no son nada cómodos, no son como un libro tiene que ser hoy: portátil, blando, maleable.
Muy pronto (cuestión de días) el libro se marcha a las librerías. De momento, ya hemos cerrado dos presentaciones. La primera, en Sevilla, será el próximo día 28 de octubre, a las 20:00 horas, en la Fnac. Tendré el lujo de ser presentado por Manuel Moya. Como es viernes, supongo, la cosa dará para mucho.