Y siguiendo con mi afición a la literatura fantástica, aquí tenemos Mort, un libro de la amplísima saga del Mundodisco, obra del prolífico Terry Pratchett. Esta saga tiene varios hilos argumentales en torno a un mundo muy singular, el cual es llano y está encima de cuatro elefantes, los cuales a su vez están en el caparazón de la tortuga Gran A Tuin, la tortuga estelar. Este mundo es como medieval con tintes fantásticos, y en él conviven magos, un montón de pueblos peculiares, los dioses, las brujas, la guardia de la ciudad... y así un largo etcétera. Empezar a leer a Terry Pratchett es complicado, no sabes por donde empezar. Yo tuve que leerme un interesante artículo para decidir cuáles serían mis primeros libros, y me decanté por Mort y ¡Guardias!¡Guardias!.
En el mundodisco podemos distinguir 4 sagas, la saga de la muerte (que empieza con Mort), la saga de las brujas (Ritos Iguales), la de los guardias ( ¡Guardias! ¡Guardias!) y la de los magos (El color de la magia). Estos serían los libros iniciales y luego ya habría todo un vasto mundo de libros a elegir en función del hilo argumental que queramos seguir. En el link del artículo que os indico antes, hay un mapa donde nos muestra más claramente toda la sucesión de libros y cómo se conectan unos con otros.
Este libro en concreto, nos habla de Mortimer, Mort, el cual es un chico encleqnue y más bien torpe que por circunstancias de la vida empieza a trabajar como aprendiz de la Muerte. En realidad, Mort no está muy capacitado para tan complicada tarea, y en una de sus primeras misiones, no es capaz de liberar el alma de una joven princesa para que pase al otro mundo. A consecuencia de esto, la liará muy parda ya que ha interferido en los designios del destino y se creará una doble realidad. La realidad en la que para el mundo la princesa está muerta y la otra realidad en la que está viva, creándose una doble paradoja temporal (eso que tanto les gusta a los creadores de las series de televisión). Mientras Mort está tratando, a duras penas, solucionar todo este altercado, la Muerte se encuentra en el mundo de los vivos intentando comprender los dilemas morales que le acechan. Para integrarse y sentirse parte de "algo", se va de bares, acude a fiestas despelotadas, juega a los dados e incluso, busca trabajo. La Muerte, por primera vez en la historia, está raruna y ausente de su puesto, y le toca a Mort hacer de Muerte, y mientras más de Muerte hace, más se convierte en ella.
Como se puede deducir, el humor está más que presente en esta hilarante historia y las risas están aseguradas.
Mort no estará solo en esta gran aventura y le acompañarán, el joven y excéntrico hechicero Buencorte, Ysabell, la niña (y no tan niña) victoriana adoptada por la Muerte, Albert, el fiel sirviente de la Muerte que esconde un largo pasado y la propia princesa Keli, la cual no quiere renunciar a su reinado sin convertirse en reina.
Para aquellos amantes de las sagas, mundos increíble y la literatura fantástica en general, Terry Pratchett es un imprescindible.
- Le he ofrecido un puesto de trabajo para su hijo, dijo la Muerte. Espero que dé usted su aprobación.
-¿Cuál dijo que era el trabajo?- inquirió el padre de Mort, dirigiéndose al esqueleto de negra túnica sin mostrar la más mínima sorpresa.
- Me dedico a acompañar a las almas al otro mundo, respondió la Muerte.
- Ah- Dijo Lezek, el padre de Mort-, claro, claro, perdone usted, por la ropa debí adivinarlo. Un trabajo muy necesario, y muy estable. ¿Hace mucho que se dedica al oficio?
-Digamos que llevo bastante tiempo en esto, dijo la Muerte.
-Bien, bien. La verdad es que no se me había ocurrido pensar en que pudiera ser un oficio para Mort, pero se trata de un buen trabajo, muy bueno de verdad, no falta nunca. ¿Cómo se llama?
- Muerte
- ¿Dónde ejerce usted exactamente?
- Desde las insondables profundidades del mar hasta las alturas adonde ni siquiera las águilas llegan, respondió la Muerte.
- Un campo bastante amplio- asintió Lezek.
- Papá…- interrumpió Mort, tirando de la chaqueta a su padre.
La Muerte posó una de sus manos sobre el hombro de Mort.
-Tu padre no ve ni oye lo mismo que tú, le advirtió. No te preocupes por él. ¿Acaso crees que le gustaría verme en carne y hueso, por decirlo así?
- Pero usted es la Muerte- dijo Mort- ¡Va por ahí matando a la gente!
- ¿Yo matando a la gente?, repitió la Muerte visiblemente ofendido. De eso nada. La gente se hace matar sola, es un asunto de ellos. Yo me limito a tomar las riendas a partir de ese momento. Al fin y al cabo, este mundo sería una soberana estupidez si la gente se hiciera matar sin morirse, ¿no te parece?
- Bueno, si… No tendré que morirme para conseguir el puesto ¿verdad?
- No es obligatorio estar muerto.