A finales de la semana pasada, entre el 14 y el 17 de noviembre, se produjo un acontecimiento insólito en la costa central asturiana. Millones de crustáceos, de la familia de los Anfípodos, llegaron moribundos a las playas de esta zona, depositandose en la orilla formando una mancha de color anaranjado de varios kilómetros de longitud.
Aspecto de la playa de Xagó el 16/11/18
La aparición de estas manchas no pasó desapercibida y fueron muchos los que alertaron de su presencia, no tardando en aparecer varios artículos en la prensa regional en los que como suele ser habitual se sacaban conclusiones precipitadas, sin ni siquiera haber analizado las muestras, ni las condiciones ambientales que habrían podido ocasionar este fenómeno.
Vídeo grabado el 16/11/18 en la playa de Xagó (Asturias)
En dichos artículos, se decía que después de haber consultado al CEPESMA, se descartaba un episodio de contaminación química porque en palabras de su presidente "recogimos muestras en diferentes zonas y vimos que los ejemplares están en buen estado, se mantienen vivos varias horas". Asimismo, y después de esa observación, se afirmaba que la presencia de estas manchas se debía a "una alteración térmica y una corriente marina que los dispersó muy cerca de la costa hasta que terminan varando y mueren porque se quedan sin agua en seco". También se afirmaba que la mancha de crustáceos se extendía desde Galicia hasta el oriente de Asturias, habiéndose localizado manchas similares en varias playas de Tapia de Casariego, mientras en las redes sociales se colgaban fotografías en las que supuestamente se apreciaban esos depósitos de crustáceos en dichas playas tapiegas.
Pero vayamos por partes. En primer lugar, no deja de sorprenderme que habiéndose producido este fenómeno en una comunidad autónoma en la que existe una Facultad de Biología (con 2 catedráticos y varios profesores titulares cuya especialidad es la Ecología y Biogeoquímica marina) así como una sede del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en Gijón, no se haya recurrido a estos investigadores con experiencia suficientemente contrastada para comentar y opinar sobre este episodio y se siga recurriendo a los mismos colectivos de siempre, que independientemente de las buenas intenciones que puedan tener, carecen de la formación y los medios necesarios para investigar lo ocurrido.
En segundo lugar, también es sorprendente la ligereza con la que se tratan los temas medioambientales, ya que siguiendo el método científico, antes de sacar ninguna conclusión es necesario plantear una hipótesis y posteriormente testar dicha hipótesis con los experimento adecuados. En este caso, como desgraciadamente suele ocurrir, se ha observado el fenómeno y se ha llegado a unas conclusiones sin haber obtenido unos resultados experimentales que la apoyaran.
Algas de arribazón en una playa de Tapia el 17/11/18. No son anfípodos
En cuanto a la extensión de la "mancha", a pesar de que se afirmaba que se extendía desde Galicia hasta el oriente de Asturias, hemos revisado las playas el occidente de Asturias y del este del Cabo Peñas y en algunas han aparecido restos de la misma especie de crustáceos, aunque sin llegar a observarse acumulaciones de la magnitud detectada en el tramo Salinas-Xagó. Es más, al revisar alguna de las playas en las que se afirmaba que habían aparecido esas cantidades masivas de crustáceos, hemos confirmado que realmente se trataba de masas de algas de arribazón, algo natural y muy frecuente en esta época después de varios días de fuertes marejadas.
Con el fin de determinar las posibles causas que han propiciado este episodio de mortalidad masiva de Anfípodos, estamos colaborando con varios compañeros de la Facultad de Biología (José Luis Acuña, José Manuel Rico y Julio Arrontes, catedrático y profesores titulares de ecología, respectivamente) y hemos recogido varias muestras para su análisis en el laboratorio.
Themisto gauchicaudi fotografiado bajo la lupa binocular
El primer paso ha sido el de identificar la especie, algo que curiosamente no se había hecho hasta ahora. Se trata de Themisto gauchicaudi, una especie pelágica planctónica de la familia de los Anfípodos, de aspecto similar a la conocida "pulga marina" que pertenece a la misma familia pero que aparece en el litoral, alimentándose básicamente de las algas en descomposición. Posteriormente se han guardado parte de esas muestras para realizar análisis genéticos y bioquímicos para así poder detectar o descartar la presencia de metales pesados u otro tipo de contaminantes. Por último se analizarán las condiciones oceanográficas previas a la arribazón para poder identificar, con la mayor precisión posible, las causas que han originado este fenómeno, que sin duda es inusual. Seguramente en unos días podamos saber, o al menos aproximarnos, a un resultado que nos permita sacar las conclusiones oportunas.
Uno de los mayores defectos del periodismo actual es la aparente necesidad de obtener respuestas inmediatas y categóricas a lo que ocurre a nuestro alrededor. La lucha por ser los primeros en publicar una noticia antes de que otro medio se la pise, hace que en la mayoría de las ocasiones se olviden los principios básicos del buen periodismo, como son la veracidad, la objetividad y el rigor y contraste de la información. Y para cumplir esos principios lo primero que habría que hacer es consultar a los expertos en la materia de la que se quiere informar, y dar tiempo a que éstos analicen las pruebas y resultados antes de sacar conclusiones precipitadas. Si no estamos dispuestos a aceptar estas reglas del juego, al menos yo seguiré desconfiando de la prensa.