Contrariamente a lo que pudiera pensarse, hacer reír es muy difícil, sobre todo si se aspira a lograrlo de un modo inteligente. Si, además, a dicha pretensión se añade la de rodar una cinta de acción ágil, la complejidad se multiplica. Por esa razón, son escasos los largometrajes que, aunando ambas características, resulten recomendables. Tampoco pueden faltar un guion mordaz y divertido, un cineasta brillante y unos actores dotados de gracia. Pues bien, nada de lo anterior existe en “Mortdecai”, presunta comedia que aspira a parecer trepidante y que se pierde por el camino, al no lograr ninguna de esas metas. Se limita a provocar muecas en vez de sonrisas y su idea de la intriga sucumbe ante una concatenación de tramas y escenas absurdas. Su director, David Koepp, saltó a la fama como notable guionista de “La muerte os sienta tan bien”, “Atrapado por su pasado”, “La habitación del pánico” y las primeras entregas de las sagas de “Misión imposible” y “Spiderman”. Sin embargo, en su labor detrás de las cámaras, ya con seis títulos a sus espaldas, nunca ha logrado destacar. En este terreno pierde la habilidad demostrada con la pluma y filma sin un estilo propio que avale su talento como realizador. De hecho, cuando ha apostado por el thriller (“El último escalón”, “La ventana secreta”, “Sin frenos”) no ha conseguido trascender a la mera corrección técnica y a la utilización de los tópicos de dicho género. Charles Mortdecai es un distinguido comerciante de arte, caracterizado por su bribonería y labia en el ámbito de las ventas. Con ese talento innato para embaucar a los demás, tratará de conseguir una obra muy deseada por mor de la leyenda que le acompaña: se rumorea que la pintura lleva inscrito un número secreto de acceso a una millonaria cuenta bancaria del ejército nazi. Pero hacerse con ella no le resultará a Mortdecai tan sencillo como pensaba, ya que antes habrá de enfrentarse a un grupo de rusos, a un terrorista internacional y al mismísimo MI5. La combinación entre humor y acción es torpe, hilvanada en una trama mal narrada y formada por una mezcolanza de clichés, trucos y sketches que conforman una mediocridad cada vez más habitual en la industria cinematográfica. La sensación que queda al abandonar la sala de proyección es la de que solamente han disfrutado con este trabajo el cineasta y sus intérpretes. Y hasta de eso hay dudas. Pese a los relevantes nombres que integran el reparto, ninguno realiza una interpretación aceptable, y no por demérito suyo sino por la ausencia total de contenido en sus papeles. Johnny Depp, otrora icono de un tipo de cine e, incluso, de una generación, se alza como protagonista absoluto del film. Comenzó su trayectoria artística enlazando proyectos interesantes con títulos míticos. “Platoon”, “Eduardo Manostijeras” o “Ed Wood” pertenecen a aquella época de esplendor. Posteriormente, ha obtenido sonoros triunfos en taquilla y ha firmado algún que otro trabajo digno de elogio, pero es evidente que su luz se apaga irremediablemente. Quien fuera referente de un cine fantástico, imaginativo, novedoso y emotivo se está convirtiendo en un caricatura de sí mismo y ya se le conoce más por sus aventuras sentimentales que por sus virtudes delante de la cámara. Le acompañan Gwyneth Paltrow (cuyos papeles relevantes se miden igualmente con cuentagotas), Paul Bettany y Ewan McGregor. Hasta la fecha, todos ellos habían demostrado sobradamente su valía pero, en esta ocasión, han errado con este proyecto tan fallido para la crítica como para el público y que en Estados Unidos ha recaudado tan sólo siete de los sesenta millones de dólares de su presupuesto.
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Datos del filmPelícula: Mortdecai.
Dirección: David Koepp.
País: USA. Año: 2015. Género: Comedia negra.
Interpretación: Johnny Depp, Ewan McGregor, Gwyneth Paltrow, Olivia Munn, Paul Bettany, Jeff Goldblum, Oliver Platt, Aubrey Plaza.
Guion: Eric Aronson; basado en la novela de Kyril Bonfiglioli.
Producción: Christi Dembrowski, Johnny Depp y Andrew Lazar.