Revista Cine
Directora: Lynne Ramsay
Me encanta el frío. El otoño, el invierno. Lo malo del frío es que no te dan ganas de despertar ni de levantarte en las mañanas; al contrario, no deseas más que seguir acostado en tu camita, acurrucadito, hecho bolita, gozando de la satisfacción que provoca comparar tan placentera y perezosa escena con aquella otra que deberías estar haciendo, fuera de tu cama, seguramente tiritando, cansado, en el trabajo o en otros lugares en donde la gente muere poco a poco. Por suerte no soy más que un zángano sin oficio ni beneficio, pero no hay que engañarse, el Juicio Final también me está esperando. Como sea, tres años después de su debut en el cine, Lynne Ramsay hizo "Morvern Callar".
"Morvern Callar" sí que es una película bastante curiosa y extraña, un tanto rara e inclasificable. Y es que comenzamos como un denso drama psicológico amenazando constantemente con explotar, con estallar violentamente, pero es que también va tomando rumbos de desconcertante y algo seca comedia negra, y ya por el final el relato se transforma en una road movie con toques surrealistas. No es poco, ¿eh? Lo cierto es que Lynne Ramsay no ha perdido la razón ni se ha vuelto loca, más bien yo diría que le ha dado un tremebundo ataque de lucidez. "Morvern Callar" manifiesta los mismos intereses e inquietudes que Ramsay ya dejó ver en "Ratcatcher", acaso con más arrojo, desenfado y desenfreno (esto no quiere decir que la ejecución formal sea excesiva ni nada por el estilo). Hasta el momento los personajes de Ramsay son individuos atrapados, agobiados y asfixiados por elementos externos, consecuencias de sus actos o no, que coartan sus deseos y anhelos más puros; son personas que intentan o liberarse de esta prisión en que se encuentran o, al menos, hallarle un sentido, una razón, algo concreto que por último les permita seguir resistiendo... Usualmente, no hay sentido, no hay nada que explique el putrefacto estado de las cosas. Morvern Callar, que es el nombre de la protagonista, yace junto al cuerpo inerte de su novio, un aspirante a escritor que se ha suicidado. Morvern Callar no sabe qué hacer. Morvern Callar no sabe adonde ir. Incertidumbre. Confusión. Desorientación. "Morvern Callar" es una película eminentemente sensorial, ambiental, más atmosférica que propiamente argumental. Lynne Ramsay, a través de su sugerente y exquisito tratamiento de la imagen audiovisual (la cámara, los planos, la banda sonora... sensacionales), nos sumerge en el mismo estado en que se encuentra una protagonista llena de dudas, de preguntas sin respuestas, de impulsos sin consumar, de deseos sin cumplir, de frustraciones sin sanar... En el fondo "Morvern Callar" es la travesía de una mujer que quiere liberarse de aquellas pesadas cadenas que la atan, es el viaje emprendido por alguien que quiere encontrar una vía de escape sin preocuparse de las minucias, sin mirar atrás, sin pensar en el futuro, sin planes que seguir, solamente dejándose llevar, abstraída en su horizonte...
"Morvern Callar" consolida a Lynne Ramsay como una realizadora de mirada única y estilo propio.
Como curiosidad, el nombre del novio suicida es James Gillespie, mismo nombre del chico protagonista de "Ratcatcher". Interesante guiño aquel; a lo mejor Ramsay estaba aburrida de que le preguntaran qué significaba el final de su opera prima y quiso responder de la manera más sutil que pudo. En cualquier caso, gran película. No se la pierdan.
Oh, casi lo olvido: al final suena esta canción de Aphex Twin que me recuerda a esta otra canción que suena en "Death Note" (el animé, por supuesto). De Aphex Twin también pudimos oír esta otra canción en "The Doom Generation", de Gregg Arak. ¿Qué tal? No olviden darme sus impresiones...
Ahora, a acurrucarme y hacerme bolita y ojalá soñar con cosas bellas e imposibles.