Moscú es famosa en todo el mundo por sus monumentos magnificentes que dejan sin aliento a quienes los contemplan por vez primera. Quienes se interesan menos por la arquitectura, saben que Moscú tiene el sabor del verdadero vodka y que aquí radica la famosa compañía del Bolshoi. Sin embargo, si quieres probar una parte menos conocida de Moscú pero absolutamente relajante, el rito del banya es la opción ideal. De hecho, hay quienes afirman que el banya ha sido la llave para descubrir la esencia del espíritu moscovita.
El término banya se refiere a cualquier tipo de baño de vapor pero en Rusia se utiliza para indicar un tipo peculiar de sauna, un baño público a mitad de camino entre una sauna finlandesa y un baño turco. Cuando entres en este mundo, deberás seguir un rito bien preciso que data de principios del siglo XI.
Los banyas normalmente constan de diferentes áreas de baño pero los banyas rusos poseen sólo tres estancias: la entrada, la habitación de baño y la de vapor. Como curiosidad les apunto que también existen los pokhodnaya; que no son sino banyas improvisados por las personas que viajan durante largos periodos de tiempo en entornos particularmente difíciles (como por ejemplo, los montañistas). En este caso se construyen cerca de un río y con una serie de piedras grandes que al calentarse hacen que el agua se convierta en vapor.
El rito del banya demanda que la persona tome una ducha rápida y posteriormente debe entrar en el baño turco, donde permanecerá sentada por unos 8 o 12 minutos. En este caso, se puede disfrutar de una estancia privada o pública. Lo curioso es que el vapor se produce tirando agua sobre piedras calientes (justo como si estuviésemos en la foresta). En algunos banya se permite beber cerveza ya que así el vapor adquiere un aroma diferente.
Luego, según la tradición, las personas se deben ayudar recíprocamente mientras estén sentados, dándose ligeros golpes en la columna con ramos de plantas. De esta forma se facilita la apertura de los poros.
Una vez que se sale del vapor, nos debemos sumergir en una piscina de agua fría para cerrar los poros y este ciclo se repite al menos cuatro veces. Obviamente, entre un ciclo y otro podemos tomarnos una pausa, tomar una taza de té o comer algo ligero.
En la actualidad en Moscú no existen muchos banyas, solo unos 50 han sobrevivido pero por suerte algunos de ellos como el Sandunoskiye Banya se encuentran en el centro de la ciudad. Además, otro detalle importante es que la temperatura llega a alcanzar los 93 grados Celsius.
Finalmente, resalto que más allá de lo interesante que puede ser el rito del banya, este proporciona beneficios para la salud. La temperatura elevada promueve el sudor, remueve las toxinas de la sangre y mejora el funcionamiento de los riñones. El sudor también mejora la piel y ayuda a los músculos a eliminar el exceso de ácido láctico. Eso sí, deben saber que a veces el banya produce lo que se conoce como 'fiebre artificial' porque lucha contra las bacterias y virus.